
A Gallardón los pobres le afean el paisaje
A Gallardón los pobres le afean el paisaje
Con la clásica excusa de eliminar un foco de droga y delincuencia, argumento que tanto gusta a los electores, el alcalde de Madrid Alberto Ruiz Gallardón pretende desplazar los 30-40 mil habitantes de la Cañada Real Galiana.
Este individuo  sigue obsesionado con  derribar los barrios chabolistas para  continuar su labor de especulación inmobiliaria y proseguir la construcción del Madrid faraónico; al igual que el político corrupto de la película “Un mundo maravilloso”, no quisiera exterminar la pobreza sino exterminar a los pobres. Quienes no tengan agua potable ni luz deben desaparecer.
Durante los enfrentamientos de ayer  entre los habitantes de la Cañada  y los antidisturbios se registraron una treintena de heridos, dieciséis de ellos agentes, en unas escenas que recordaban la entifada. Familias desesperadas defendían sus viviendas armadas con palos y lanzando contra las fuerzas represivas todo lo lanzable: desde piedras hasta bombonas de butano.
El portavoz de Confederación Española de Policía, Rodrigo Gavilán, declaraba muy ufano: “esto parecía Palestina, varios marroquíes portaban armas blancas e incluso le quitaron la pistola a un agente municipal”. Pero los planes faraónicos no pueden detenerse ante estas minucias. Las máquinas excavadoras deben limpiar el terreno y la pasma reducir a los indeseables.
Nueve detenidos acusados de “resistencia a la autoridad” por defender sus hogares frente a una policíaque los atacó con botes de humo, balas de fogueo y pelotas de goma. Total, no son más que un hatajo de marginales (y encima casi todos moros) fuera de la sociedad a los que no defiende ni  la «izquierda»,
 
El voto “progre” se asombra de la violencia del enfrentamiento. ¿Y cuál es la sorpresa? En otras latitudes del planeta incluso habrían recibido a los polizontes a tiros. Estas personas defienden todo lo que tienen pues es imposible que el ayuntamiento pueda realojar a todos (la Cañada tiene más habitantes que Teruel, por ejemplo).
Y el voto obrero conservador aplaude la decisión de hacer valer la Ley y el Orden por el alcalde. En su mentalidad alienada y sumisa son como los escarabajos peloteros defendiendo bola de mierda en forma de piso, empleo y coche que han logrado gracias al beneplácito de los benevolentes patroncitos burgueses y aplauden toda medida que garantice la “estabilidad”.
Raúl Calvo Trenado
19 de octubre de 2007