Repensar Yesa

Exigimos una auditoria pública y transparente para el recrecimiento de Yesa

  • Hasta las formaciones políticas más pantanistas ya se han dado cuenta de que algo grave pasa con el recrecimiento de Yesa.
  • Un estudio honesto y riguroso del proyecto de recrecimiento llevaría, estamos seguros, a un modificado no4 que certificara la renuncia a su llenado y la reparación de lo dañado y un plan compensatorio de consenso.

En lo referente al recrecimiento de Yesa, hasta el presidente de Aragón Sr. Azcon ha tenido que pedir “una reflexión profunda al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, sobre el estado y los retrasos de la obra” o el propio VOX recientemente pidió, en un pleno de la comarca de Jacetania, que “en el régimen de explotación de un futuro Yesa recrecido, se excluyan expresamente posibles desembalses rápidos”. Es decir, hasta las opciones más recalcitrantes del pantanismo anclado en el siglo pasado reconocen que con el recrecimiento de Yesa algo grave pasa y que no es certidumbre a futuro lo que se derivaría de su construcción.

Después de 24 años desde que se puso la primera piedra, el presupuesto se ha multiplicado casi por cinco y lo que era un plazo de ejecución de 5 años en 2001 es ahora volver a la casilla de salida con unos nuevos 54 meses. Tras invertir cientos de millones no previstos y demolidas 102 viviendas las laderas se siguen moviendo, la opacidad y falta de rigor de la CHE resulta palmaria y las nuevas realidades asociadas a Danas o nuevos fenómenos, consecuencia del cambio climático, han dejado obsoletas normas de seguridad establecidas para un tiempo pasado.

A día de hoy (más allá de consideraciones sociales, económicas o medio ambientales) la inseguridad asociada al recrecimiento de Yesa es una realidad contrastada, tanto como la falsedad de los reiterados anuncios de estabilidad definitiva para las laderas del embalse. Por ello, sólo hay dos escenarios para el futuro del recrecimiento de Yesa. El primero es continuar con la política, aplicada hasta la fecha, de negar la mayor y seguir en una huida hacia adelante irreflexiva e impulsada por algunos intereses particulares concretos. La otra, ponerse a pensar en serio ¿qué está ocurriendo con el recrecimiento de Yesa? y como consecuencia ir más allá de una reflexión y articular una verdadera auditoria o comisión parlamentaria que tenga como faro la búsqueda de la seguridad, la racionalidad en la gestión hídrica y el verdadero interés general.

Una obra de la que el informe del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, que debería haber sido definitivo, sólo se atreve a afirmar que CREE que será segura. Eso sí, resultando necesario una VIGILANCIA EXTREMA Y CONSTANTE durante la explotación, sobre todo en momentos de embalse y desembalse. Además, los problemas sobrevenidos se resolverán con el MÉTODO OBSERVACIONAL o lo que es lo mismo por ensayo y error como se viene haciendo en el último cuarto de siglo. Todo ello resulta inaceptable, más habiendo pueblos por debajo de cota de embalse o aguas abajo de aliviaderos que se movieron en el pasado.

Cuando en 2007 o 2012 se produjeron los graves episodios de deslizamientos en las obras de recrecimiento de Yesa hubiera sido deseable hacer un parón y reflexionar en serio sobre los problemas del proyecto que se estaba llevando adelante; ahora no solo es deseable, es absolutamente necesario, si no queremos asistir a un fracaso anunciado, que podría terminar costando vidas. La resolución del modificado no 4, pendiente de aprobación, podría ser el momento de la valentía política para certificar la inviabilidad, desde la racionalidad y seguridad, del recrecimiento de Yesa. Se trataría de una retirada estratégica, que nunca debiera ser considerada una derrota de nadie, sino como una prueba de inteligencia colectiva que busca dotar de seguridad y bienestar a las comunidades aguas abajo de la presa.

Asociación Río Aragón
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