20-N Sectario en Madrid
Desde que se conoció la convocatoria, el manifiesto oficial y el cartel se armó la marimorena entre libertarios, autónomos y otras individualidades con la Coordinadora y las organizaciones que la sustentan (los estalinistas Caes y Corriente Roja). Varias páginas web en internet se llenaron de respuestas a la convocatoria y contrarespuestas subidas de tono [kaosenlared, klinamen, nodo50, lahaine (esta última, controlada por Corriente Roja, realizó una labor poco menos que policial durante el desarrollo de la manifestación)]. Incluso la coordinadora sacó un segundo comunicado, que lejos de retractarse de su primer error, profundizaba aún más en la provocación.
El cerebro de esta agresión en toda regla es Agustin Morán (Caes) que siempre ha querido liderar algo y que nunca lo ha conseguido, un dirigente profesional que no se le conoce empleo alguno y que ya ha venido causando estragos en todos los proyectos a los que le dejaron sumarse (Antiglobalización, Lucha Autónoma, Asamblea contra la Guerra, etc., etc.).
Quienes no nos sentimos representados por la convocatoria republicana acudimos a la manifestación constituyendo un bloque antiautoritario diferenciado del bloque oficial republicano y bajo nuestro propios lemas: Contra el fascismo institucional y las agresiones callejeras, AUTOORGANIZACIÓN, ACCIÓN DIRECTA Y ANTIAUTORITARISMO. Al final el sábado 18 de noviembre la manifestación antifa recorrió la calle Alcalá desde La Cibeles a la Puerta del Sol dividida en dos bloques diferenciados, el oficial republicano con su parapolicial (o debemos decir “disciplinado”) servicio de orden encabezado por el ínclito A.Morán y a cien metros el bloque antiautoritario en el que nos encuadramos los compañeros y compañeras de Solidaridad Obrera.
En este bloque, con más de 1500 antifascistas, se corearon consignas continuamente, de forma muy combativa y participativa, como “Madrid será la tumba del fascismo y del estalinismo”, “Unión, Acción, Autogestión”, “La clase obrera no tiene fronteras”, “Autodeterminación para los trabajadores”, “República y Monarquía, la misma porquería” (el bloque oficial llevaba supermegafonía desde donde se impartían las nuevas consignas de partido). Daba rabia ver un retrato-pancarta de Durruti al lado de la cabecera republicana, todo un insulto para un luchador contra los politiquillos, que ahora portaban su imagen intentando moldear a su gusto la memoria histórica.
A partir de estos hechos ha quedado claro que la coordinadora no representa al antifascismo madrileño, sólo a una parte, concretamente a la contrarrevolución, una minoría estalinista con la que nada tenemos que ver las organizaciones y colectivos que nos constituimos en el bloque antiautoritario y al que desde la soli auguramos larga vida.
Publicado en el periódico CONTRAMARCHA 34 de la sección Sindical de Metro de Madrid de Solidaridad Obrera.Periódico completo en <www.nodo50.org/sobrera>