Catalunya: Retiran pensión a mujeres gravemente enfermas que no pueden trabajar
Denegaron a Sonia, Antonia y muchas otras mujeres la pensión de invalidez aunque no pueden trabajar por encontrarse muy enfermas. A la hija de una de ellas, enferma también, le han bajado el porcentaje de discapacidad del 33% al 19%. Aunque su discapacidad no se ha modificado nada.
VILAFRANCA DEL PENEDÈS | LAIA ALTARRIBA
Antonia González no ha salido de casa en todo el fin de semana. Me he encontrado con ella y Sonia Romero en la terraza de una cafetería de la rambla San Francisco, en Vilafranca. Me cuenta que ha quedado cerrada dos días para estar bien descansada para la entrevista que los tengo que hacer para conocer «la aberración» que padecen.
Les pregunto cómo las evaluaron para decidir que habían mejorado y que los habían de retirar la invalidez permanente porque ya estaban en plenas condiciones para volver a trabajar. «A mí lo único que me hicieron fue decirme que me levanta y caminara por el despacho, pero para mí unos pasos no es un problema, el problema lo tengo en la cabeza de un rato», explica Sonia indignada. Antonia dice que en su caso le miraron como tenía los puntos que se comprueban en caso de fibromialgia, aunque ella nunca ha sido diagnosticada de esta enfermedad sino otros.
En el caso de Antonia la situación está agravada por el que hecho de que, aunque la Seguridad Social reconoce que tiene fatiga crónica, no contempla esta enfermedad dentro de los medicamentos que subvenciona. Y por lo tanto aún debe destinar mucho más dinero para comprar las medicinas que necesita, por ejemplo, para poder ver (uno de los síntomas que tiene es el ojo ciego, y para poder tenerlo húmedo debe medicar), para poder comer (necesita enzimas que le ayuden a digerir), para poder respirar con normalidad o para no sufrir un mayor empeoramiento cognitivo (por culpa de la combinación de enfermedades tiene poca memoria y fácilmente se desorienta cuando por la calle, y suerte tiene que los Monjes todos la conocen y le ayudan a volver a casa). Desde que le retiraron la pensión que no ha cobrado nada. Ni febrero, ni marzo ni abril ha ingresado ningún euro. Y eso conlleva que algunos días tome menos medicamentos de los que necesitaría.
Alex Tisminetzky, abogado: «La resolución de la Seguridad Social es absurda y salvaje»
El abogado Alex Tisminetzky (del despacho Colectivo Nuevo, de Vilafranca, y del Colectivo Ronda, de Barcelona, y especializado en Seguridad Social), a quien le consulto la situación de Sonia y Antonia, me cuenta que conoce bien la situación de las dos mujeres y también la de otras personas (no se sabe la cifra), especialmente mujeres, que se encuentran en situación similar. Y considera que el motivo esgrimido por la Seguridad Social para retirarles la pensión es «absurdo porque, por un lado, en ambos casos reconocen que las dos mujeres padecen una enfermedad de la que no puedes mejorar y que se encuentra en un grado avanzado que los tribunales consideran que conlleva invalidez permanente, pero aún así ahora la Seguridad Social considera que ha habido mejora «.
«Para que se entienda qué significa invalidez permanente», añade el abogado, «es como si tú tienes un accidente y pierdes un brazo. Por mucho que revisen tu situación, el brazo no lo recuperarás nunca más. Del mismo modo, las enfermedades de Sonia y Antonia son para siempre y está demostrado que las enfermas no podrán mejorar, así que la resolución de la Seguridad Social no tiene ningún sentido «.
Además, Tisminetzky subraya que esta situación es una «salvajada» porque ha habido una sentencia judicial que les ha reconocido una invalidez permanente, y la resolución del tribunal de la Seguridad Social se salta la sentencia de un juez.
El abogado está convencido de que cuando dentro de uno o dos años el recurso que han presentado en los dos casos llegue ante un juez, volverán a dar la razón a las dos mujeres, pero lamenta que hasta que no se llegue en la sentencia la situación está comportando sufrimiento y muchas dificultades económicas a las dos afectadas.
Además, como señala, Antonia, «recorre la decisión de la Seguridad Social conlleva no sólo tiempo sino pagar el abogado, pagar el peritaje del médico, pagar los costes del proceso, etc.»
Mientras no llega la sentencia, las dos han pedido la Renta Mínima de Inserción, de 426 euros mensuales, pero lamentan que, cuando consigan que se la den, sólo podrán cobrar un máximo de 18 meses (revisable cada 6 meses), como está estipulado para todo el que la pide.
Un camino doloroso
Esta decisión de la Seguridad Social de dejar Sonia Romero y Antonia González sin ningún ingreso ha sido el último paso de un doloroso camino que comenzó hace años.
En el caso de Sonia, esta vilanovina de 41 años tuvo los primeros síntomas de la esclerosis múltiple hace unos 8 años, pero no le diagnosticaron la enfermedad hasta hace unos tres años y medio. Ella trabajaba como asistente de almacén, y lo que encendió las alarmas fue un brote de dipròpia, es decir, que comenzó a ver doble. Ese síntoma, sumado a otras dificultades, comportó que le dieran la baja laboral. Pero Sonia es una mujer con empuje y en varias ocasiones pidió el alta, y le han concedido a pesar de que el médico lo desaconsejaba. En todas las ocasiones ha tenido que volver a coger la baja. Finalmente, le reconocieron la invalidez permanente. Sonia lamenta, además, que la víctima de la situación no es sólo ella y que las consecuencias las sufre toda su familia, tanto el marido como el hijo que ahora tiene 7 años.
En cuanto a Antonia, que tiene 56 años, le diagnosticaron las enfermedades que sufre por primera vez hace 17 años. Y desde entonces ha ido empeorando hasta que a principios de 2013 le reconocieron, después de haber tenido que recurre al juez, la incapacidad permanente. Antonia trabajaba en el Ayuntamiento de los Monjes y recuerda como los últimos tiempos a veces caía desmayada y la tenían que llevar a casa. Como Sonia, Antonia no pierde la sonrisa y está especialmente satisfecha de todos los hombres y mujeres que tiene y que le ayudan cuando se lo pide. Hoy también está contenta de haber venido en Vilafranca, «estoy enamorada de Vilafranca», ya que la SQM y la sensibilidad ambiental que padece le impiden venir a menudo porque debe evitar el tráfico o el contacto con mucha gente.
Unir fuerzas
Si las dos mujeres se han conocido y me han citado en la cafetería de la rambla de San Francisco es porque han decidido que no se quedarán de brazos cruzados ante la injusticia que consideran que están sufriendo. La más activa es Sonia, ya través de las redes sociales está haciendo llamamientos para que las personas que padecen la misma situación se unan para denunciarlo. Y fue así como Antonia se puso en contacto. Esperan llevar el caso que sufren hasta el Parlamento, el Congreso y donde sea necesario. Además, también están recogiendo firmas para que la fibromialgia sea reconocida como una enfermedad por la Seguridad Social. Puede encontrar la parada los viernes y sábados de 18h a 20h en la Rambla de Vilanova.
Me despido de ellas. Me dicen que van a casa y que no piensan en nada más que poderse estirar para descansar. Pero me lo dicen con una sonrisa que no quieren renunciar a luchar para poder vivir en dignidad.
Deneguen a Sonia, Antònia i moltes altres dones la pensió d’invalidesa tot i que no poden treballar
VILAFRANCA DEL PENEDÈS | LAIA ALTARRIBA.
Des de principis d’aquest any ni la Sonia Romero ni l’Antònia González reben cap ingrés. La Seguretat Social els ha denegat la pensió d’invalidesa permanent que tenien reconeguda. La Sonia pateix esclerosi múltiple i fibromiàlgia, i l’Antònia fatiga crònica i Sensibilitat Química Múltiple, i això els impedeix treballar des de fa anys. Denuncien que la seva situació no ha millorat, perquè mèdicament és impossible, i s’han unit per aconseguir canviar aquesta injustícia.
L’Antònia González no ha sortit de casa en tot el cap de setmana. M’he trobat amb ella i la Sònia Romero a la terrassa d’una cafeteria de la rambla Sant Francesc, a Vilafranca. M’explica que s’ha quedat tancada dos dies per estar ben descansada per l’entrevista que els he de fer per conèixer “l’aberració” que pateixen.
M’han citat a un espai obert perquè l’Antònia pateix diverses malalties, entre les quals Sensibilitat Química Múltiple, que li dificulta molt estar en establiments tancats perquè és molt sensible a qualsevol exposició que li pugui resultar nociva.
Quan les saludo les trobo celebrant que avui és el primer cop que es veuen en persona. “Hem parlat moltes vegades per telèfon i ens comuniquem per watsapp, però els nostres problemes de mobilitat havien impedit que ens poguéssim conèixer cara a cara”. El que les ha unit va ser una carta que van rebre amb un mes de diferència: la mala notícia va arribar a l’Antònia el 31 de gener d’enguany i la Sònia ho va saber el 28 de febrer.
Totes dues estan malaltes. Greument malaltes. Malaltes de per vida i sense possibilitat de millorar. La Sònia, que viu a Vilanova i la Geltrú, pateix esclerosi múltiple, a més de diabetis, fibromiàlgia i fatiga crònica; l’Antònia, que és de Santa Margarida i els Monjos, té fatiga crònica, Sensibilitat Química Múltiple (que es coneix popularment com a SQM) i sensibilitat digestiva i ambiental. Ho han certificat els metges especialistes. I també un jutge. I els van reconèixer la Invalidesa Permanent i, per tant, el dret a cobrar una pensió de per vida pel fet de no poder treballar. Però la Seguretat Social ha decidit retirar-los aquesta pensió perquè considera que la seva salut ha “millorat” i que poden tornar a “realitzar activitats laborals rentables”.
Quedar-se sense cap ingrés i no poder
Els hi pregunto com les van avaluar per decidir que havien millorat i que els hi havien de retirar la invalidesa permanent perquè ja estaven en plenes condicions per tornar a treballar. “A mi l’únic que em van fer va ser dir-me que m’alcés i caminés pel despatx, però per mi fer unes passes no és un problema, el problema el tinc al cap d’una estona”, explica la Sònia indignada. L’Antònia diu que en el seu cas li van mirar com tenia els punts que es comproven en cas de fibromiàlgia, tot i que ella no ha estat mai diagnosticada d’aquesta malaltia sinó d’altres.
Amb aquestes proves, el tribunal de la Seguretat Social va determinar en tots dos casos que ja havien millorat i podien tornar a treballar. I ara es troben sense pensió, sense feina, sense atur (perquè el que tenien acumulat d’atur els va desaparèixer quan els van reconèixer la invalidesa permanent) i sense possibilitat real per tornar a treballar.
I amb una llista llarguíssima de medicaments per pagar cada mes. La Sònia explica que, quan tenia reconeguda la IP (com ella en diu de la invalidesa permanent, utilitzant un argot que s’ha instal·lat a la seva vida per sempre i que abans mai hauria entès), només havia de pagar 8 euros al mes pel conjunt de medicines que necessita. Però ara n’ha de pagar el 40% i això pot arribar a sumar entre 100 i 150 euros al mes els mesos que es troba millor i no té complicacions.
En el cas de l’Antònia la situació està agreujada pel que fet que, tot i que la Seguretat Social reconeix que té fatiga crònica, no contempla aquesta malaltia dins dels medicaments que subvenciona. I per tant encara ha de destinar molts més diners per comprar les medicines que necessita, per exemple, per poder-hi veure-hi (un dels símptomes que té és l’ull cec, i per poder tenir-lo humit s’ha de medicar), per poder menjar (necessita enzims que l’ajudin a digerir), per poder respirar amb normalitat o per no patir un major empitjorament cognitiu (per culpa de la combinació de malalties té poca memòria i fàcilment es desorienta quan va pel carrer, i sort en té que als Monjos tothom la coneix i l’ajuden a tornar a casa). Des que li van retirar la pensió que no ha cobrat res. Ni febrer, ni març ni abril ha ingressat cap euro. I això comporta que alguns dies prengui menys medicaments dels que necessitaria.
Àlex Tisminetzky, advocat: “La resolució de la Seguretat Social és absurda i salvatge”
L’advocat Àlex Tisminetzky (del despatx Col·lectiu Nou, de Vilafranca, i del Col·lectiu Ronda, de Barcelona, i especialitzat en Seguretat Social), a qui li consulto la situació de la Sonia i l’Antònia, m’explica que coneix bé la situació de les dues dones i també la d’altres persones (no se’n sap la xifra), especialment dones, que es troben en situació similar. I considera que el motiu esgrimit per la Seguretat Social per retirar-los la pensió és “absurd perquè, d’una banda, en tots dos casos reconeixen que les dues dones pateixen una malaltia de la qual no pots millorar i que es troba en un grau avançat que els tribunals consideren que comporta invalidesa permanent, però tot i així ara la Seguretat Social considera que hi ha hagut millora”.
“Perquè s’entengui què significa invalidesa permanent”, afegeix l’advocat, “és com si tu tens un accident i hi perds un braç. Per molt que revisin la teva situació, el braç no el recuperaràs mai més. De la mateixa manera, les malalties de la Sonia i l’Antònia són per sempre més i està demostrat que les malaltes no podran millorar, així que la resolució de la Seguretat Social no té cap sentit”.
A més, Tisminetzky subratlla que aquesta situació és una “salvatjada” perquè hi ha hagut una sentència judicial que els ha reconegut una invalidesa permanent, i la resolució del tribunal de la Seguretat Social se salta la sentència d’un jutge.
L’advocat està convençut que quan d’aquí a un o dos anys el recurs que han presentat en tots dos casos arribi davant d’un jutge, tornaran a donar la raó a les dues dones, però lamenta que fins que no s’arribi a la sentència la situació està comportant patiment i moltes dificultats econòmiques a les dues afectades.
A més, com remarca, l’Antònia, “recorre la decisió de la Seguretat Social comporta no només temps sinó pagar l’advocat, pagar el peritatge del metge, pagar els costos del procés, etc.”
Mentre no arriba la sentència, les dues han demanat la Renda Mínima d’Inserció, de 426 euros mensuals, però lamenten que, quan aconsegueixin que els la donin, només podran cobrar un màxim de 18 mesos (revisable cada 6 mesos), com està estipulat per tothom qui la demana.
Un camí dolorós
Aquesta decisió de la Seguretat Social de deixar la Sonia Romero i l’Antònia González sense cap ingrés ha estat el darrer pas d’un dolorós camí que va començar fa anys.
En el cas de la Sonia, aquesta vilanovina de 41 anys va tenir els primers símptomes de l’esclerosi múltiple fa uns 8 anys, però no li van diagnosticar la malaltia fins fa uns tres anys i mig. Ella treballava com a assistent de magatzem, i el que va encendre les alarmes va ser un brot de dipròpia, és a dir, que va començar a veure-hi doble. Aquell símptoma, sumat a altres dificultats, va comportar que li donessin la baixa laboral. Però la Sonia és una dona amb empenta i en diverses ocasions va demanar l’alta, i li han concedit malgrat que el metge ho desaconsellava. En totes les ocasions ha hagut de tornar a agafar la baixa. Finalment, li van reconèixer la invalidesa permanent. La Sonia lamenta, a més, que la víctima de la situació no és només ella i que les conseqüències les pateix tota la seva família, tant el marit com el fill que ara té 7 anys.
Pel que fa a l’Antònia, que té 56 anys, li van diagnosticar les malalties que pateix per primera vegada fa 17 anys. I des d’aleshores ha anat empitjorant fins que a principis de 2013 li van reconèixer, després d’haver hagut de recorre al jutge, la incapacitat permanent. L’Antònia treballava a l’Ajuntament dels Monjos i recorda com els darrers temps de vegades queia desmaiada i l’havien de portar fins a casa. Com la Sonia, l’Antònia no perd el somriure i està especialment satisfeta de tots els amics i amigues que té i que l’ajuden quan els ho demana. Avui també està contenta d’haver vingut a Vilafranca, “estic enamorada de Vilafranca”, ja que la SQM i la sensibilitat ambiental que pateix li impedeixen venir-hi sovint perquè ha d’evitar el trànsit o el contacte amb molta gent.
Unir forces
Si les dues dones s’han conegut i m’han citat a la cafeteria de la rambla de Sant Francesc és perquè han decidit que no es quedaran de braços plegats davant de la injustícia que consideren que estan patint. La més activa és la Sònia, i a través de les xarxes socials està fent crides perquè les persones que pateixen la mateixa situació s’uneixin per denunciar-ho. I va ser així com l’Antònia s’hi va posar en contacte. Esperen portar el cas que pateixen fins al Parlament, el Congrés dels Diputats i on calgui. A més, també estan recollint firmes perquè la fibromiàlgia sigui reconeguda com una malaltia per la Seguretat Social. Podeu trobar la parada els divendres i dissabtes de 18h a 20h a la rambla de Vilanova.
M’acomiado d’elles. Em diuen que van cap a casa i que no pensen en res més que poder-se estirar per descansar. Però m’ho diuen amb un somriure perquè no volen renunciar a lluitar per poder viure en dignitat.
http://xarxapenedes.cat/deneguen-a-sonia-antonia-i-moltes-altres-dones-la-pensio-dinvalidesa-tot-i-que-no-poden-treballar/