Venezuela. El Grupo de Lima como secuaz de Estados Unidos*
La manzana de la discordia
En algunos relatos se suele definir a la manzana como causante de división, tanto en la Biblia hasta en la famosa Blanca nieves y los siete enanitos. Pero al parecer, esto de la manzana escapa de donde se la circunscribe y podríamos tomarla para dar referencia a la coyuntura de Latinoamérica, sobre todo por la labor que desempeña el Grupo de Lima, de reciente creación que, en sí, sostenemos, es la manzana de la discordia y aunque no sea la causa es fruto como fruto es la manzana.
Varias cosas nos podrían ilustrar este momento en que Latinoamérica se ve inmersa, sobre todo porque esto que se vive nos trae el viento de la historia, y sobre todo de la del virreinato; aquel momento donde Lima era conocida como «La ciudad de los reyes», donde buena parte de los «criollos» (descendientes de europeos) estaban del lado del mantenimiento de la dependencia con España. Tal como ahora se depende de las políticas dictadas por Estados Unidos.
Y afirmamos esta intuición pues los hechos nos arrojan varios ejemplos que se ha ido suscitando, tales como la visita de Tillerson y sus sinceras felicitaciones a la labor que este Grupo hace. Y esa labor enfila toda su artillería hacia la cuestión venezolana…alegando que buscan remediar la crisis que ahí se suscita.
Si hacemos una rápida revisión, veremos que el grupo en mención está conformado por una docena de países, algunos de ellos con serios problemas. Claro, y sin nombrar al que ha bautizado al grupo. Pero sólo el objetivo es uno, y es la cuestión venezolana y cómo resolverla.
La visita de Tillerson que realizó al Perú es un asunto para pensarse, pues más allá del visto bueno a la gestión que realiza dicho grupo, nos hace pensar que la visita es una fiscalización a estos lares de parte del gigante norteño. Nos pone, quizá, en una postura de vasallos, que acata todo lo que diga el mandamás. Y hay razones para decirlo. Seguramente recordarán las famosas palabras de Kuczynski: “Estados Unidos se enfoca en aquellas áreas donde hay problemas. Como el Medio Oriente. No invierte mucho tiempo en América Latina [excepto en Venezuela] pues es como un perro simpático que está durmiendo en la alfombrita y no genera ningún problema”.
Tamañas afirmaciones del presidente del Perú no sólo reflejan (como cuando lo dijo) su afán de cumplir sin dudas ni murmuraciones todo lo que del norte venga, sino que es una posición fruto de su praxis. Esta praxis trae muchas consecuencias, y la última fue impedir la llegada del presidente de Venezuela (Nicolás Maduro) a la Cumbre de las Américas. Pero más parece que se aprovecha la polémica que genera este tema y por eso vemos como resultado: el olvido de las cosas pendientes que Kuczynski tiene para con su patria.
Ahora, pienso que es una postura correcta luchar por la democracia (aunque se tenga mucho por comentar en relación a qué se entiende por democracia, o simplemente a qué democracia se refiere el presidente peruano), es valiente hacerlo cuando en realidad cabalmente se hace. Pero cuando se utiliza como mero pretexto para lavar la imagen propia, o para dar un sesgo ideológico a su lucha y camuflarla bajo el pretexto de lucha por la democracia; es algo atroz y absurdo. Y mucho más si se conforma un grupo donde se tiene países en serios problemas precisamente por el mismo asunto por el cual dicen luchar. Es absurdo.
Entonces, ¿qué labor estará realmente haciendo este grupo que lo encabeza Kuczynski? Al parecer, hasta ahora, sólo enfocarse en un problema sensible sin mayor ambición que agudizar las contradicciones. Es la manzana de la discordia.
Paralelismos con Cuba de 1962
Estoy seguro que parezca para muchos algo extraño ver similitudes con algunos acontecimientos históricos de nuestra América y la actualidad; sobre todo con el asunto de la «segunda declaración de la habana» (alocución famosa de Fidel Castro) con la cuestión venezolana. Yo creo que hay matices similares, o si se quiere, paralelismos.
¿Dónde estaría el más resaltante? Estaría en el acoso ideológico a estas dos naciones asediadas de propaganda en contra. Y lo digo porque siempre brilla por su ausencia la «objetividad» de los análisis respecto a Venezuela. Esa misma objetividad de la que nuestros medios de comunicación alardean.
Sin más, otra vez, en confabulación con diferentes gobiernos, se «aísla» a un país, que en serios problemas se encuentra, y no solamente por sus problemas económicos, sino por una amenaza directa de intervención militar de parte de Estados Unidos.
Pero, recordando aquella «declaración» de un 4 de febrero de 1962, se debe tomar en cuenta que fue una respuesta a la congregación de diferentes países en Punta del Este. Donde entre otras cosas, se vio la amenaza a Cuba como, también, la amenaza de Cuba; claro, amenaza a los gobiernos alineados con la política imperial. De ahí que se leyera en la Habana «la Segunda declaración…» donde, casi como un manifiesto latinoamericano, se hicieron notar los aspectos principales de la revolución cubana, y la retumbante frase: «ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América». Además, se corroboró otra vez el apoyo significativo, como multitudinario, a la revolución.
Ahora, obviamente, en la situación actual, tal congregación de países no ha generado declaración alguna en Venezuela, pero sí el pronunciamiento de diferentes personas: desde el trabajador al intelectual, en apoyo a Venezuela. Teniendo en cuenta el inquietante panorama de la intervención militar, sobre todo. Cabe decir que Bolivia también condenó las acciones del Grupo de Lima, como también Uruguay.
Aunque el asunto se nos muestre algo superficial o momentáneo, pienso que irá más allá de acá a algún tiempo, porque ya se ve una clara alineación de países, se ve claramente la ejecución de directrices, posiblemente, desde el mismo Washington, si no es desde el Pentágono. Esto significaría que directamente se echará mano de cualquier argucia pintada de labor humanitaria para hacer y deshacer en la región, cuyo objetivo sería acceder y explotar a los recursos naturales con total tranquilidad, calculo.
La manía de ver la paja en el ojo ajeno
Nuestro país está atravesando por graves problemas tanto políticos como económicos. En los políticos tenemos como los más resaltantes: 1) el polémico indulto que se concedió al ex-dictador Fujimori, 2) el decreto de urgencia 003 y 3) el tema de corrupción por el caso Lava Jato y 4) el tema de la «Ley de Modalidades Formativas Laborales» (que se ha bautizado popularmente como «ley de esclavitud juvenil»); y por el lado económico tenemos el problema agrario referente a la producción de papas cuya solución más parece que es una lavada de manos aquella solución que se le ha dado.
Desglosando lo anteriormente nombrado: 1) el tema del indulto es no solamente producto coyuntural por el que atravesaba Kuczynski, sino que podríamos suponer que es todo un acto de reivindicación a un proyecto político como económico que se instauró en la dictadura de Fujimori. Dicho proyecto político-económico es el del libre mercado. Ahora, parecería algo aislado si no viéramos algunos otros casos en países como Chile o Argentina. En el primero se han nombrado ministros de energía a un ex funcionario de la dictadura de Pinochet1, en el segundo caso, se ve cómo en el museo de la Casa Rosada hay un matiz en la exposición sobre la historia de Argentina que huele a reivindicación de gobiernos dictatoriales2. Son en sí tres gobiernes que se aúnan en una cosa común: reivindicar u homenajear a dictaduras. Pero si nos damos cuente, sospechando, son gobiernos de derecha, de libre mercado…Esto es como la vieja máxima: ama lo inevitable.
En los puntos 2), 3) y 4), podemos darnos cuenta que no es otra cosa que seguir con las consecuencias de la reivindicación del sistema político-económico del libre mercado (o neoliberal). Más exactamente y como Hinkelammert lo analiza, sería pues la continuación de lo que él llama como vaciamiento de la democracia. El vaciamiento de la democracia es totalizar el mercado y poner a su servicio a la política. Es poner al mercado como fin de todo lo que se haga.
Retomando el tema de la corrupción, tenemos que nombrar el poco conocido decreto de urgencia 003, que, en resumidas cuentas, pone a trabajar a las empresas investigadas por corrupción por el caso «Odebrecht» supuestamente en aras del fortalecimiento a la economía. Aunque resulte algo jalado de los pelos, se ha realizado esto. No cabe duda que el estudio sobre la historia de la corrupción en el Perú, de Alfonzo Quiroz, ha quedado en el olvido, como ha quedado una de sus enseñanzas, aquella de que la corrupción trae como consecuencia el deterioro al fisco nacional, por lo tanto, menos dinero para obras necesarias, sino urgentes.
Sin embargo, se condena asuntos ajenos sin resolver los propios. Pero más allá del escándalo que genera lo nombrado, se sacrifican las esperanzas de muchos jóvenes como también del futuro de las nuevas generaciones. Esto es un tema sensible, porque no sólo hablamos de pérdidas económicas, o qué sé yo, sino del sacrificio del futuro mediante el presente.
Ahora, ahí no queda la historia, pues resulta que a la Cumbre de las Américas, se la ha bautizada con el rimbombante nombre de cumbre por la «Gobernabilidad democrática frente a la corrupción». Creo que no podría haber algo más paradójico. Sin duda.
La parcialidad en su máxima expresión
Llevamos nombrando el tema de los países que conforman el mentado Grupo de Lima, y la intención es extendernos en dicho tema, pues la manera en que hasta ahora se lleva el asunto es, en resumen: escandalosa.
Ya he nombrado a grandes rasgos la situación de nuestro Perú, que conforma el Grupo de Lima. Ahora quiero tomar dos ejemplos ya para terminar con esto. Nombraré a dos países: Honduras y Argentina.
En Honduras hay en el gobierno un presidente usurpador de la voluntad popular3 (su nombre es Juan Orlando Hernández), claro, este problema viene desde el momento en que a Manuel Zelaya se le derrocó en 2009. Este Zelaya se comenzó a alinear con el proyecto Bolivariano, el venezolano. Jamás Kuczynski se ha referido a este problema, menos todo el Grupo de lima, porque a este grupo lo conforma también Honduras. Tenemos que nombrar la represión a las protestas en Honduras, que fueron duras.
Ahora, con el tema de Macri en Argentina, hay que tenerlo en cuenta, pues es un gobierno que está recortando derechos laborales, y que a las protestas frente a estas medidas ha respondido con la represión. Las protestas son fuertes, masivas, pero el Grupo de Lima, no ha dicho nada. Es lamentable ver esta parcialidad de un grupo que dice luchar por la democracia. O en realidad no es así.
Estos dos ejemplos quizá no basten para darnos cuenta de la parcialidad de tal grupo, pero sí ilustran que éste no necesariamente quiere algo bueno en sus afanes…más parecen secuaces de los Estados Unidos. Ahora que se han pronunciado a favor de negarle la llegada a Maduro a la Cumbre de las Américas, pero nada, otra vez, se dice de la llegada de Trump, quien entre otras medidas de su gobierno, no siente remordimiento alguno al haberse salido del pacto global de la lucha contra el cambio climático4. No se dijo nada frente a la llegada de un presidente que no se preocupa por el planeta… ¿será acaso porque el Perú minero de Kuczynski tampoco se preocupa de la naturaleza y que llama terroristas anti-mineros a los que luchan por proteger el medio ambiente? Es posible.
Esto creo que es la parcialidad en su máxima expresión. Pero más allá, nos demuestra que el Grupo de Lima es una coalición que continúa la tradición vasalla de los gobiernos, ya sean democráticos o dictatoriales, de antaño, aquellos que siempre se han alineado con Estadios Unidos en detrimento de los países latinoamericanos. Si pese puede decir, es traer a circulación la historia de Caín y Abel. Este Caín en forma de Grupo de Lima que lucha por la democracia, está y sigue haciendo de las suyas.
*El Grupo de Lima se fundó un 8 de agosto de 2017.