¿“Populismo” ha dicho?
Por Iñaki Urdanibia
De un tiempo a esta parte el empleo del término al que me refiero se ha convertido en repetitiva y amalgamadora moneda al uso . Las más de las veces con tintes insultantes como sinónimo de demagogo, de aquéllos que se sitúan más allá, o en desacuerdo, con las normas dictadas por las elites ( traducido en concreto vendrían a ser el FMI, el BCE y demás poderes fácticos que puentean la tan cacareada soberanía popular , dejando así los votos y los elegidos por tales como meros gestores de los intereses de los nombrados poderes). Si consultamos los diccionarios podemos enterarnos ( ?) de que el populismo es la « tendencia política que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo », en el de la RAE se lee: « tendencia política que pretende atraerse a las clases populares». Vamos que nos quedamos como al principio o peor ya que qué partido u organismo que actúe en lo público y lo político no dice responder a los intereses populares, todo dios dice representar los verdaderos intereses populares, y, por supuesto, todo cristo trata de acumular fuerzas atrayendo a potenciales simpatizantes y votantes.
No rastrearé por la historia en donde el uso del tal concepto ha tenido presencia en diferentes territorios, como Italia , Latinoamérica( desde Perón hasta la actualidad) y anteriormente , muy en especial, en la Rusia zarista. Mas dejando la historia, lo que en estos momentos me interesa es el uso actual de la omnipresente palabra . No hace falta que deje constancia de que las líneas que siguen no pretenden dar una visión exhaustiva sobre el tan manido, como simplificado, asunto, el propósito de este artículo es más modesto: dar cuenta de algunas lecturas aconsejables que sobre el tema tratan con mayor o menor fortuna dependiendo de los posicionamientos de cada cual, y que pueden ser útiles de cara a ubicarse en la confusión reinante al respecto.
Hay quienes – como decía al principio- utilizan el término con fines descalificadores ( José Luis Pardo, José Luis Villacañas, y toda la cohorte de la que hace no mucho hablé en esta misma red, y que tienen su bastión permanente en las páginas del diario El País), recurriendo para ello a las más burdas amalgamas, metiendo en el mismo peligroso saco a gente de derecha extrema ( Trump, Le Pen y otros xenófobos, que convierten el “pueblo” en sinónimo de rigurosa identidad, alentando posturas claramente xenófobas) con los sectores de la izquierda , digamos que, radical, cuyos programas denuncian la profesionalización de la política, que hace que los pretendidos representantes de la voluntad popular no hagan sino erigirse en obedientes gestores de los intereses de los poderosos; estos furibundos críticos, de los que hablo, centran sus envenenados dardos en el populismo de izquierda, encarnado en este reino borbónico en Podemos y afines.
Más prietas las filas…liberales
No hace mucho titulaba un comentario acerca de la furiosa embestida por algunos defensores de lo dado contra el peligro del populismo hispano, representado por Podemos, aludiendo a la llamada a apretar las filas ante el riesgo de que las posturas podemitas se abrieron más paso del que ya se han abierto, alertando contra los enormes peligros que su influencia supondría para la buena marcha de la sociedad, que por lo visto ha de estar en buenas manos ( las de PP/PSOE en un intercambio que supone un ahora tú, luego yo): pues bien ahora las filas se aprietan más si cabe hasta el punto de convertir la apretura en la similar a la que une a las sardinas en la lata; no hay, ni debe haber resquicio alguno, ni flaqueza a la hora de atacar al peligrosísimo enemigo. Tal tarea es emprendida con paso firme y decidido en la obra coordinada por Fran Carrillo, « El porqué de los populismos. Un análisis del auge populista a ambos lados del Atlántico » ( Ediciones Deusto, 2017), en la que se reúnen nueve dardos crgados de veneno, toda una batería de ellos, debidos a José Luis Villacañas, Aurora Nacarino-Bravo, Federico Steinberg, Daniel Lacalle, Esteban Fernández, Narciso Michavila, Jaun M.H.Puértolas, Patrycia Centeno y Juan Ramón Rallo. La unanimidad es total y no queda ningún espacio, por pequeño que sea, para posturas discordantes ya sea a favor o en contra pero desde una óptica de izquierdas. Eso sí, el terreno es dominado por la ramplona amalgama, desde la portada misma de la recopilación que presenta a Donald Trump , Marine Le Pen y Pablo Iglesias…¿ está claro? [ las tendencias amalgamadoras de quienes mantienen posturas ultra-liberales quedan recogidas claramente recogidas en un artículo de la revista digital francesa Contre-points que dando cuenta de las primera vuelta de las elecciones francesas – Le vainqueur est…le populisme – venía a decir que lo preocupante es que prácticamente la mitad del electorado había optado por posturas populistas y, naturalmente se refería pêle-mêle a Marianne Le Pen y a Jean-Luc Mélenchon…même combat].
Volviendo a la obra que acabo de nombrar, obra en la que los autores, al unísono, alertan contra la marea populista- cuyos signos más claros son el Brexit, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca o el éxito de Pablo Iglesias – , tratando de –según señalan- «entender lo que está ocurriendo y cuál es la causa de la deriva populista en el mundo », cuestión de importancia ya que el triunfo de tales ideas pueden llevar al traste a la democracia maravillosa que disfrutamos desde hace décadas.. La verdad es que el escore del libro salta a la vista Fran Carrillo se centra en el éxito de Trump , para uniéndolos a otros líderes de a través de planeta ( Le Pen, Putin, Erdogan, Pablo Igleias, Wilders) ,definirlos como quienes pretenden capitalizar el descontento que cunde entre los ciudadanos. José Luis Villacañas incidiendo en el mismo tono que ya había mostrado en su libro del que algo hablé hace no mucho en esta misma red, la toma con el enorme peligro que supone el nacionalismo catalán, peligro que aumenta si en cuenta se tiene que éste es aplaudido por ciertos sectores izquierdistas, populistas claro, en diferentes zonas de la península. Para continuar lanzando sus dardos contra las posturas xenófobas y racistas de Trump. Aurora Macarino-Bravo pone el acento en la falta de credibilidad en el sistema democrático por no pocos ciudadanos, reclamando una participación más directa del pueblo en las decisiones sobre lo común; síntoma de todo ello han sido las movilizaciones populares que han sacudido el planeta estos últimos años. El populismo –según afirma- se adueñaría de este malestar, haciéndolo con medios y expresiones que rompen con el modo habitual de funcionar de la clase política, cosa que se ve en sus discursos que se proclaman de decir la verdad aunque duela, haciéndolo de manera cruda. Esteban Hernández se alegra de que a pesar de las primeras esperanzas, el populismo no ha funcionado como se temía en el estado hispano. Toma como centro de su texto el caso de Podemos, mostrando sus debilidades teóricas, basadas en una ambigüedad e indefinición que le dificulta constituirse como partido; siempre recurriendo a los sentimientos y no a los razonamientos. Juan M.H. Puértolas expone algunas cuestiones que han creado el caldo de cultivo para el surgimiento de la corriente populista representada por Trump ( el terrorismo islamista, la inmigración del sur, …)que usó de un ideario alejado del políticamente correcto lo que le supuso indudables dividendos en votos…por su supuesta irreverencia. Indica igualmente el papel importante jugado pos los medios de comunicación que le han dado mucho cuartel…no obstante, el ensayo muestra su certeza de que el fenómeno va a ser como una fugaz pompa de jabón que se esfumará con rapidez como ya dejan adivinar ciertos hechos, como el descenso de popularidad entre los mismos que le han votado.
Si los anteriores trabajos están centrados en La cuestión política, a continuación las miradas se centran en el Lenguaje e imagen : discurso y formas, y ahí podemos conocer las ideas de Fran Carrillo, otra vez, que señala el miedo como el mayor acicate para el surgimiento y el mantenimiento del fenómeno…Según su amalgamadora visión tanto la campaña de Trump como la de Podemos consisten en un continuo show business…la política espectáculo ( si ésta refleja argumentos de peso o verdades como puños….no sabe / no contesta). El mantener un estado de incertidumbre sería –según él- el sistema de pervivencia de tales tendencias y va más allá al proponer una salida al impasse: no despreciar a los votantes sino forzar la integración en el juego político de tales políticas lo que haría que éstas se vaciasen, pasando a convertirse en una opción más dentro del sistema establecido. Patrycia Centeno muestra su afilada visión recurriendo a algunas anécdotas sobre las proclamas e incoherencias de los criticados: el modo de vestir ( los aludidos son Bepo Grillo , Sánchez Gordillo y Pablo Iglesias), para subrayar que es el postureo el medio esencial de las actuaciones populistas; el ejemplo Carolina Bescansa con su bebé en el hemiciclo.
No se obvia El factor económico…en el que las etiquetas contra la globalización como centor del ataque populista ( Juan Ramón Rallo) o el acento puesto por Daniel Lacalle en que todas las intentonas populistas así como todos los economistas que apoyan tales postulados no conducen más que a la inflación y …al desastre. Para concluir se postulan ideas acerca de Qué ha pasado y qué pasará. Narciso Michavilla augura una radicalización electoral en el año en que vivimos, y Federico Steinberg y Miguel Otero-Iglesias detectan que es en la clase media, temerosa de que sus descendientes vayan a peor, unido esto a los desarrollos técnicos que provocan el desempleo, como otro factor que provoca la desconfianza a las medidas modernizadoras… y alertan contra el peligro del ascenso de partidos que propongan medidas xenófobas, de cierre, de fronteras, etc.
En fin, casi trescientas páginas de continuado potente y unilateral vapuleo.
A favor
Hay otras posturas bien diferentes, que defienden la pertinencia del actual populismo; así desde muy diferentes ópticas, me atrevo a nombrar a la “liberal-conservadora” – como ella misma se define- Chantal Delsol, quien en su Populisme. Les demeurés de l´histoire. Éditions de Rocher, 2015 -hay traducción en Ariel con título pelín diferente- viene a decir que el fenómeno populista llena un hueco dejado por los políticos que no hacen sino defender una supuesta democracia, elitista ella, oponiéndose a tal deriva, juzga que los llamados populismos tienen su justificación y su razón de ser como oposición a tal secuestro de la política por parte de unos profesionales de la cosa.
Desde una óptica izquierdista, Carlos Fernández Liria ha mantenido en una obra reciente, En defensa del populismo, editado por Libros de la Catarata, una defensa del populismo de izquierdas ya que según él si ese espacio no se cubre será la derecha, extrema, la que se apodere de él; así pues, hay que saltar a la palestra a disputar la hegemonía. En su visión los ejes de la lucha de clases y la distinción entre izquierda y derecha han dejado de funcionar, lo que exige una transversalidad frente a las élites ( de casta hablarían sus colegas o ex); siempre con la guía de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe
Y…en contra, desde la izquierda
Frente a los intentos por parte de cierta izquierda de ocupar –digámoslo así- el espacio populista, hurtándoselo a quienes parece que son los propietarios genuinos, disputándoles la misma franja electoral ( ?), Eric Fassin en su «Populisme: le grand ressentiment » ( Textuel, 2017) se opone a tal intento proponiendo que se deje tal tendencia a los partidos de derechas , debiéndose ocupar los de izquierda, en vez de disputar tal espacio, a tratar de convencer en la franja de los abstencionistas que no son meros pasotas sino que en la mayor parte de los casos se sienten perdidos ante las posturas en litigio. Obviamente el ensayo se mueve en el marco de las políticas electorales. No le falta razón cuando subraya que la clientela que vota extrema derecha no es la misma que tiende a votar izquierda, ni las preocupaciones y prioridades de unos y otros no son las mismas a pesar de las cantinelas que se extienden con la facilidad de un reguero de pólvora que mantienen que votantes, y militantes , comunistas han cambiado de voto para dárselo al FN; casos asilados puede haber, pero en principio cualquiera que tenga unos sentimientos acendrados en el antifascismo no es creíble que entregue el voto a un partido de corte racista y xenófobo; unos hablarán de un pueblo esencial que defiende la pureza patria frente al invasor, mientras que los otros pensarán en un pueblo entregado a la emancipación. Para él resulta impensable, e indeseable por otra parte, un populismo de izquierda, señalando que la preocupación mayor no ha de consistir en la creación de un pueblo, a medida de quienes dicen representarlo, sino en crear una izquierda Los análisis que presta a los defensores y sus gurús-muy en concreto la filósofa belga Chantal Mouffe- son de indudable interés.
Fassin defiende que el populismo se deje en manos de los Trump, Erdogan Le Pen…y que la izquierda defienda ideas de izquierda, con bases antirracistas, internacionalistas y antifascistas. Así pues, para él no son consistentes las ideas de transversalidad ( más allá de las clases) que mantienen que el barco se hunde con todos dentro lo que hace que se haya de implicar a todos en su salvación, ideas defendidas por el argentino Ernesto Laclau-muerto en 2014- y su compañera Chantal Mouffe, profesora en la universidad de Westminster, que, en gran medida, beben del populismo latinoamericano ( Evo Morales, Chávez, Kichner…) que se hizo con el gobierno en diferentes países. Fassin mantiene que las ideas tienen una implantación geográfica que no se puede, ni debe, trasplantar a otros lugares en los que las circunstancias históricas son harto distantes, no en lo geográfico que también, sino en lo ideológico, económico e histórico .Esta imposibilidad de calcar se muestra en la dificultad de implantación de tal tipo de ideas en tierras del Hexágono, ya que entre otras cosas lo que en algunos lugares significa una cosa en otros otra: así, “liberal” en EEUU es sinónimo de izquierda, mientras que el Viejo Continente es igual que decir derecha.
Tras el término pueblo se oculta diferentes realidades ,amén de las soñadas o imaginadas, las que se someten a escores de cada cual…¿ se habla de un pueblo en su totalidad, o de una parte, que pertenece a una clase social determinada? Las tendencias dichas populistas de izquierda mantienen una querida ambigüedad al respecto, dejando de lado, cosa imposible, la historia de la lucha de clases y las tradiciones emancipadoras con sus símbolos, discursos, etc. A esto añade las tendencias autoritarias y demagógicas que suelen asomar con frecuencia en tales pagos ideológicos, lo cual no parece de recibo, al menos para posturas de izquierda. No cabe duda de que los problemas a la hora de distinguir entre un “nosotros” y un “ellos” muchas veces tienen límites borrosos.
La derecha se reivindica del pueblo achacando a la izquierda su querencia al Estado- se basa para constatar tal postura en el caso británico- y se detiene, como no podía ser de otro modo, en el caso de Francia. En estas cuestiones del vocabulario, que no es inocente ni baladí, el mantenimiento de la ambigüedad es propio de quienes se reivindican, desde la izquierda, del populismo: aclarando al mismo tiempo que oscureciendo los términos utilizados, haciendo que un día sea una cosa y al siguiente otra…
Un tirón de orejas ampliamente argumentado que pone una serie de cuestiones de interés sobre el tapete del debate…eso sí, reitero, en los límites del juego electoral.