¿Para qué un nuevo hospital en Tarragona?
Por J. Estrada Cruz
Desde hace un tiempo a estas fechas, erre que erre: “en Tarragona hay que construir un nuevo hospital”. La última noticia sobre el tema aparece la semana pasada, en diversos medios locales y nacionales, donde se nos dice (por parte de autoridades administrativas de la Generalitat, con declaraciones del Sr. Comín “Ministro” de Sanitad en Catalunya) que la generalitat dispone de 48 millones de euros para este futuro hospital. También el Alcalde de la Ciudad, que se quiere apuntar otro “éxito” como el de los Juegos Mediterráneos, se ha puesto terco en la reivindicación del nuevo hospital. Eso sí, siempre se le olvida decir que ha de ser únicamente público.
Vayamos al grano. Tarragona no necesita de ese nuevo hospital. En todo caso es posible que los cuatro edificios que componen el recinto del Joan XXIII necesiten de una revisión a fondo y sobre todo el edificio B), que es el más antiguo construido hace 49 años. Pues bien; poniendo a funcionar las dos plantas cerradas de este mismo; del más nuevo, edificio C) de seis plantas podría elevarse dos o tres más, según me comentaba Agustín, (miembro del Comité de Empresa). Y tenemos otros dos, el A) y el D): el primero de consultas externas que está al principio y es el más pequeño; y el segundo situado al fondo, que funciona para consultas de especialistas y para administración respectivamente. Con todo este complejo habría de sobra para atender correctamente las necesidades de salud que exige la Ciudad. De esta manera, con muchísimo menos dinero (de lo que, suponemos, piensan gastarse en uno nuevo) y con un buen mantenimiento, el Joan XXIII podría quedar perfectamente y para servir 50 años más.
Unos dirigentes honestos, bien intencionados, de una Administración Publica, tendrían que estar preocupadxs por adecuar el hospital de suficientes y competentes profesionales. Cuanto menos, tendrían que garantizar una plantilla como la que se ha tenido antes de que comenzara el maleante proceso de desmantelamiento de la sanidad pública. Y por supuesto, dotarlo de todo tipo de material y de aparatos precisos.
Por tanto el principal problema es, que cuando se debería haber aumentado la plantilla de todo tipo de trabajadorxs por el aumento de población y por la lógica de que los avances han de generar mejor servicio, se ha hecho todo lo contrario, reduciéndose las capacidades técnicas y profesionales de manera escandalosa. El mismo Colegio de Médicos de Tarragona (que precisamente no viene destacándose por denunciar), este verano se vio obligado a salir al paso, manifestando que se estaba dando un deterioro grave de la asistencia sanitaria, que se habían creado unas condiciones durísimas y de desborde para lxs trabajadorxs, así como que faltaban especialistas produciéndose, en muchos casos, él no poder cubrír las bajas ni las vacaciones. Señalaba también otros aspectos sobre importantes insuficiencias y deficientes funcionamientos.
De modo que, esta cuadrilla de administradores, (que tienen medio vacías, de personal sanitario, las principales instalaciones hospitalarias en Tarragona) pretende imponernos la construcción de otras “más grandes”. ¿Para qué quieren este nuevo hospital, sabiendo las carencias del actual? ¡Adivinémoslo!
Podemos asegurar que la propuesta de la construcción de este nuevo hospital, (“sugerido” a secuaces, administrativos públicos, para que lo ejecuten) no es otra cosa que el proyecto de otro suculento pelotazo ideado por los de siempre. Es decir por las grandes empresas constructoras y por los bancos (que vienen a ser una misma cosa) y por sus montajes sanitarios, privados, dirigidos por mercaderes sin escrúpulos a la hora de hacer negocio con la desgracia y enfermedad de las personas. A todos estos, la salud de la gente del pueblo, les importa una mierda. Lo quieren (además de, para en embolsarse muchos millones) para meter y colocar a las empresas privadas.
Piensan dar este otro pelotazo que (como nos tienen acostumbrados) no sería sólo de 50 millones que prevén de salida, sino del doble o del triple que suele suponer de llegada. Luego, tras de este dineral afanado al pueblo, usarán nuevos camuflajes y atajos para que no los pillen y continuarán apartándose el “3%”. Sin lugar a dudas lo seguirán haciendo así. Quienes son capaces de gastarse un montón de millones de euros del pueblo, en obras innecesarias; las mordidas porcentuales, solo es la calderilla para los sicarios.
La insistente cantinela mediática (repetir y repetir la mentira para convertirla en verdad) de que Tarragona precisa de la construcción de ese nuevo hospital, es tomarnos a los tarraconenses por menores de edad y por borregos, a quienes se nos puede engañar fácilmente y robarnos el dinero y los servicios, sin que mostremos el más mínimo gesto de preocupación e indignación. Sin embargo, este y otros desmanes económicos que nos están perpetrando, es como para salir a la calle con cara de pocos amigos y no dejarla hasta haber conseguido meter entre rejas a toda esa delincuencia de guante blanco.
De modo que, mucha más gente tendría que estar gritando: ¡No nos hace falta ninguna jodida construcción de ningún jodido nuevo hospital! Exigir que se abran los espacios que cerraron; que se arregle lo que sea preciso; que se recupere el número de trabajadorxs que se han eliminado y que se contrate a tantxs más como se necesiten. Estas si son las soluciones sanitarias que se necesitan para recuperar el importante servicio que se tuvo en Tarragona, donde su gente jamás debió permitir que, una chusma antidemocrática de manguis, se lo quitara.