Municipalismo ecosocial, una propuesta de ruptura democrática
Los panfletos se ahogaron en un mar de incongruencia colectiva, mientras tanto, algunas locas/os seguimos con el anhelo de proponer una apuesta desde abajo al calor del municipalismo y la autoorganización popular, sin olvidar claro está, que las contradicciones son una mochila llena de piedras a nuestra espalda, una mochila que se llena por días pero que se vacía de la mano de la comprensión y la solidaridad entre compañeras.
Nosotras, aquellas que venimos de lo no institucional, de los ateneos y las plazas vemos con ojos dudosos todo aquello que se ha gestado al calor de la confluencia municipalista, pero del mismo modo, vemos necesaria nuestra contribución y aportación a unos proyectos que pese a no cuestionar el poder central de un Estado autoritario parten del municipio, municipio, que como diría el viejo Murray es el punto clave de concienciación y creación del tejido social.
Las contradicciones son nuestra constante y el miedo a la perdida de nuestra identidad una batalla de gigantes contra el espejo; batalla que intentamos gestar desde la humildad y el buen hacer apoyándonos en las nuestras, en aquellas personas que sabemos que tenemos a nuestro lado y que nunca nos fallarán, eso y no la verborrea panfletaria es mi anarquía; anarquía futura que acompaña a todas aquellas que creemos en el anhelo de que otra sociedad es posible desde la horizontalidad y la ecología social,una sociedad donde los criterios sean sociales y no económicos, una meta que no olvidamos pero que queremos recorrer con zapatillas en una pista llena de clavos, es decir, no olvidamos nuestro objetivo pero si abordamos teóricamente la materialización del mismo, apostando por la progresividad en los cambios ya que los imaginarios colectivos no se trastocan de un día para otro ,si no que por el contrario, se modifican con la pedagogía y con la paciencia como virtud. Podemos obligarles a vivir al margen de un Estado centralizado pero es mejor demostrarles que la democracia nace de lo cercano y que el municipalismo ecosocial es la llave para abrir el candado de la convivencia colectiva al margen de las estructuras supraburocráticas.
En tal apuesta teórica debemos proponer que los caminos no son fijos si no irregulares y en ocasiones cambiantes, es por ello, por lo que la flexibilidad de nuestra propuesta abre las ideas asamblearias y ecosociales a gentes que nunca trataron con las mismas, rompiendo los dogmas y luchando por la hegemonía de una idea que consideramos integral y al servicio de las clases populares de todos los pueblos del mundo. Tal horizonte es duro y nuboso ya que conlleva luchas constantes y flexibilidad de ideas, entendiendo en este sentido, que no siempre podremos llevar a cabo todo aquello que anhelamos y perseguimos de facto, debido a que es mediante la pedagogía desde donde construiremos la ansiada libertad, prima siamesa del pensamiento libertario y ecosocial.
Son muchos los momentos de cerrazón y negatividad que a uno le persiguen cuando se embarca en barcos ajenos con capitán y marineros( barcos que siempre fueron barcazas), pero son de igual modo la voluntad de cambio y la convicción en la justicia social los mejores motivos para embarcarse en una aventura que no sabemos si naufragará entre tormentas y ataques imperiales, ahora bien, lo que si sabemos es que será la bandera pirata aquella que nos guié en una mar de demagogia y falta de bondad, un mar contaminado que algunos llamamos política profesional.
Es el municipio y sus gentes los mayores representantes de la democracia directa y la corresponsabilidad popular, corresponsabilidad popular que puede legitimarse mediante proyectos y experiencias colectivas nítidamente democráticas como los procesos de Ciudades en transición, el confederalismo democrático kurdo, el zapatismo mexicano, los concejos abiertos castellanos, los centros sociales, las cooperativas energéticas o de vivienda, los grupos de consumo colaborativos,etc. En defintiva, nunca dejaremos de luchar y probar nuevas vías desde lo local para articular un proyecto colectivo feminista, asambleario y ecosocial, proyecto que en este caso gravitamos entre el ayuntamiento y el contra poder local.
“La ecología social no teme a las estructuras organizativas, si no que por el contrario, rechaza las organizaciones verticales, autoritarias y estratificadas”