México: PRD vs Morena: mellizos rivales
Ayer, el mismo día en que se aprobó la Ley de Seguridad Interior, en Coyoacán se agredieron a sillazos bases del PRD y de Morena, personas que hasta hace poco tiempo eran del mismo partido y votaban por los mismos candidatos, los defendían juntos de toda crítica y acusaban a quien los criticara de “hacerle el juego a la derecha”.
Es un hecho de violencia lamentable no solamente porque son gente de base, que ha trabajado por sexenios y ha llevado al poder a sus candidatos no solamente en la Ciudad de México (Cárdenas, Robles, Obrador, Ebrard, Mancera, sin contar a los delegados) sino en el país (llevaron al PRD, chuchos y pejes unidos, a gobernar la Ciudad de México, Michoacán, Baja California Sur, Zacatecas, Morelos, Oaxaca, Guerrero, Chiapas…). Todo ese trabajo no lo hicieron sus líderes, sus candidatos, sus gurús, la gran mayoría de ellos formados en el PRI. Todo ese trabajo lo hicieron las bases, las que ahora se pelearon a sillazos.
Las bases del PRD y Morena comparten varias cosas:
No pueden decidir ellas quiénes serán sus candidatos, asesores, aliados.
Se enfrentan a una política de hechos que les dice que ahora son aliados del PAN o del PES.
Tienen que apechugar lo que sus líderes decidan y defenderlos dela crítica como puedan.
Tienen el poder de llevar con su voto al poder a otros pero no pueden revocarlos ni tomar parte de las decisiones cupulares que les imponen.
Las bases de ambos partidos han sido inoculadas de un odio furibundo a sus ex compañeros, odio que antes incubaron y practicaron contra todo movimiento de izquierda que no se les sometiera y subordinara.
Ambas bases son el convidado de piedra de la política de sus líderes y a ambas las han llevado hacia la derecha con el pretexto de ir al centro, los perredistas han terminado en la cola de furgón del PAN y los morenistas han terminado defendiendo un Plan de Nación coordinado por un foxista- pinochetista y un zedillista; un plan con copy-paste de las políticas neoliberales del PRIAN e inspirado en Álvaro Uribe; un plan ahora impulsado por una alianza con el PES, un partido tan retrógrado como el PAN pero con menos votos.
Ambos partidos se supone que nacieron como proyectos de izquierda, pero tienen más de derecha que de otra cosa, y sus bases han trabajado duramente por esos líderes, por esos proyectos, completamente ajenos a su control y hasta a sus opiniones.
Ambos grupos de base, perredistas y morenistas, fueron víctimas de la política de seguir acríticamente a sus líderes. En lugar de pelearse, deberían unirse y juntos construir otra cosa, porque todo el poder que sus líderes han logrado ha sido con base en el trabajo y los votos de esas bases, a las que sus amos tienen sin poder, como mera carne de cañón de la bronca electoral.
Sin embargo, es casi imposible que se den cuenta y lo hagan, porque ambas bases han adoptado una identidad alienada que los hace sentirse fieles a sus líderes y enemistadas entre sí sin remedio.