Mediadores internacionales llaman a «liberar» el proceso de paz en Euskal Herria y acusan a Rajoy de impedir el desarme de ETA
Brian Currin, coordinador del Grupo Internacional de Contacto, ha puesto de manifiesto en Gernika la contradicción existente en torno al proceso vasco en la actualidad. Si bien en términos de «no-violencia» parece tener éxito por la decisión de ETA, admite que es percibido más bien como «un fracaso» porque no se consigue llevarlo a término.
Deteniéndose en la cuestión del desarme, ha resumido los «importantes pasos» que se han ido dando por parte de la organización vasca. Pero ha subrayado también la «ralentización» progresiva, y especialmente el hecho que desde la persecución judicial a los verificadores internacionales ha entrado en una fase en la que «no hay transparencia», lo que le quita cierta credibilidad ante algunos sectores de la sociedad vasca.
Currin ha recordado los últimos posicionamientos de ETA, como la declaración de julio de 2014 en la que anunciaba el desmantelamiento de las estructuras para atentar, o la entrevista de GARA a David Pla en la que este, «en nombre de ETA y a cara descubierta», reiteraba la voluntad de llevar el desarme hasta el final en el pasado mes de diciembre.
Sin embargo, el bloqueo estatal sigue siendo un obstáculo insalvable. Y al respecto ha apuntado que hay dos opciones: esperar a un cambio en Madrid o tomar una posición «proactiva» desde los agentes políticos vascos y la sociedad civil. «Para ello tienen que solucionar sus conflictos», ha indicado. Cree Currin que lograr acuerdos aquí terminaría haciendo implicarse al Estado, mande allí quien mande.
La necesidad de que estos procesos tengan transparencia había sido una de las cuestiones remarcadas por Veronique Dudouet, de la fundación Berghof, en un análisis general sobre las condiciones que requiere un proceso de desarme. Otro experto sentado en la misma mesa, Kristian Herbolzheimer, de Conciliation Resource, ha explicado la importancia que tuvo la sociedad civil en la verificación del proceso de resolución de Mindanao (Filipinas), último acuerdo de paz firmado en el mundo, y la que puede adquirir en el caso de Colombia.
Por otro lado, en las primeras conclusiones dadas a conocer, Anaitz Funosas de Bake Bidea ha indicado que hay voluntad para que el Foro Social sea estable y pretender darle continuidad en marzo. Asimismo, ha señalado que en las próximas semanas darán a conocer las conclusiones.
El tercer Foro Social para impulsar el Proceso de Paz ha analizado durante toda la mañana cómo conseguir un nuevo escenario, con una ETA desarmada. El evento contó con la participación de representantes de Podemos, EH Bildu y PNV. También estuvieron algunosex presos abertzales, como Juan Mari Olano, además de algunos integrantes de Etxerat, el colectivo que agrupa a los familiares de los reclusos.
Todos ellos llegaron a primera hora al cine de Gernika, una localidad mundialmente conocida por el bombardeo fascista sufrido en 1937. No muy lejos del Museo de la Paz, los cerca de 200 participantes escucharon con atención a Currin, uno de los mediadores del Grupo Internacional de Contacto (GIC). «El Estado español no ha puesto su grano de arena», denunció el experto, quien indicó que el proceso de desarme se encuentra en un «punto crítico». En cualquier caso, destacó el «compromiso» mostrado por ETA para acabar con la violencia. «Hay un bloqueo enorme (…) Si queremos un proceso creíble de desarme, sólo puede producirse en un entorno en el que haya garantías, y que los participantes sepan que no les van a perseguir por ello», comentó.
En ese sentido, Currin recordó que los miembros de la Comisión Internacional de Verificación -encargada de custodiar el desmantelamiento de la estructura armada de ETA- «fueron detenidos por el papel que estaban jugando en el proceso». No en vano, el mediador cree que el gobierno español «ha convertido al propio proceso de paz en un preso político». Frente a ello, estimó que «la ruta más fácil sería tener un nuevo gobierno en Madrid que tenga como prioridad poner fin al conflicto». «Depende de los partidos que se junten para formar el gobierno (…) Sabemos que hay partidos que quieren una resolución rápida del conflicto», subrayó.
Si eso no ocurriese, Currin aseguró que la ciudadanía «tiene un poder tremendo» para hacer variar la situación. «La sociedad civil, a través de sus estructuras organizadas, es capaz de influenciaer de manera clara y contundente al gobierno», resaltó. A su juicio, la presión social podría provocar que el Estado «se vea obligado a tomar cartas en el asunto y participar en el proceso de paz». Citó a sindicatos, empresarios y organismos sociales como agentes con capacidad de influir en el rumbo de los acontecimientos.
«Creo que va a haber cambios», valoró otro de los ponentes, el catalán Kristian Herbolzheimer, integrante del grupo Conciliation Resources. En tal sentido, indicó que España «está quedando fuera de juego por su incoherencia». En esa línea, el «rechazo al diálogo por parte del gobierno español» también fue denunciado por otra de las expertas en procesos de paz presente en Gernika, la representante de la Fundación Berghof, Verónique Dudoet.
También estuvo presente el abogado colombiano Carlos Alberto Ruiz Socha, quien participa como asesor en las negociaciones entre las FARC y el gobierno de ese país que se desarrollan en La Habana. En una intervención de 20 minutos, el experto resumió las claves de las negociaciones que han permitido alcanzar un acuerdo para acabar con largos años de violencia en aquel país sudamericano. Uno de los momentos de su intervención que más interés despertó fue el relacionado con el desarme de las FARC, un aspecto aún sin cerrar. «No será una entrega, sino una dejación de armas para no usarlas, para aislarse de ellas, siguiendo el modelo irlandés», comentó. También habló del paso de una «democracia genocida» a una «democracia real», basada en los principios de «verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición».
«Si en Palestina e Israel tuviesen una situación como la de aquí, estarían locos de la vida»
Luego llegó el turno de Alberto Spektorowski, ex asesor del gobierno israelí durante los diálogos deCamp David e integrante del grupo de mediadores liderado por Currin. Pocos conocen mejor que ellos las dificultades que han existido durante los últimos cuatro años para consolidar el escenario de paz en el País Vasco, principalmente por el nulo interés del gobierno de Rajoy en dar pasos en materia de presos, desmilitarización o desarme. Precisamente por eso, el mediador se refirió varias veces al presidente español. «Un proceso de paz fracasado es mucho peor que un proceso de paz no entrado», indicó. También destacó que los políticos valientes son los que entran en procesos de paz, no los que hacen la guerra». En ese sentido,Spektorowski lamentó la actitud mantenida durante la pasada legislatura por el gobierno de Rajoy. «Si en Palestina e Israel tuviesen una situación como la de aquí, estarían locos de la vida», afirmó.
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