Mayo del 68, la toma de la Palabra
Por Iñaki Urdanibia
« No pude volver a dormir tranquilo aquel que una vez abrió los ojos »
« La acción no debe ser una reacción sino una creación »
« El aburrimiento es contrarrevolucionario»
Si ya al calor de los hechos florecieron cien flores interpretativas, la estela ha continuado y acrecentado con los aniversarios, y lo que te rondaré morena ( rubia o pelirroja, tanto da). Aquella explosión de rebeldía , co binada con cierto aire festivo, pilló a contrapié a todo dios…para unos no era más que una algarada, una puesta en escena carnavalesca por parte de unos hijos de papá, los hijos del bay-boom, hijos de la Coca-Cola y otras lindezas que acompañaban a la afirmación de monsieur le president –général que hablaba de la chienlit, la pagaille, etc. En los mismos términos , alertando contra los totalitarios peligros del espíritu del 68. se pronunció bajo sus presidencia el marido de Carla Bruni ( siguiendo la pista de Luc Ferry & Alain Renaut).
Desde los círculos del poder no se lo podían creer que se armase la gorda cuando la juventud nadaba en un ambiente de abundancia, siendo sus reivindicaciones iniciales pecata minuta como para montar semejante happening. Los partidos de supuesta izquierda clamaban al cielo ante la usurpación de las luchas por unos pequeño-burgueses, encima encabezados por un alemán ( y de paso supuestamente inspirados por otro: Herbert Marcuse) . Seguí, Marchais y toda la tropa del PCF atacaba sin piedad a los revoltosos ( la huella de tales posturas se dejó ver en el comunismo oficial de otras latitudes…como si los históricos militantes clamasen: la lutte c´est nous). El PSF asomaba tímidamente la cabecita, dada su escasa implantación, y François, comme d´habitude, maniobraba contra sus propios pares ( Ménes-France); en el terreno sindical, la CGT seguía las consignas del comunismo ortodoxo, como el resto de ramas del sindicalismo hexagonal, con sus más y sus menos.
Los jóvenes se aburrían, aquejados de un profundo ras le bol, y no querían seguir viviendo en el muermo habitual, y se lanzaron al combate, inundando las calles y las paredes con sus imaginativas consignas, tratando de tomar el cielo por asalto, buscando una heterotopía, que tal vez era con más exactitud una heterocronía, el tiempo cambiaba de signo y los rebeldes lo aprehendían ante el pasmo que señalo; en palabras de Alfredo Bryce Echenique: « S aburrimiento los llevó a sentir, a vislumbrar, a captar el más exangüe instante del mundo en que vivían, y fue entonces cuando atacaron, feroces y cansados, entusiasmados por algo que estaba , para ellos, más allá del poder que su imaginación sangrante tuvo entre sus manos y que despreciaron generosamente porque no era eso tampoco»
Como decía si tanto en medio de los días plagados de adoquines, como en los posteriores se trataron de dar explicaciones acerca de la explosión: entre los primeros ahí estaban los libros de Alain Touraine, de Raymond Aron, de Daniel Bensaïd y Henri Weber, de los hermanos Cohn Bendit, la obra colectiva de Edgar Morin, Claude Lefort y Coudray ( Castoriadis) – llegaron a contabilizarse en caliente , según una revista de sociología ( Revue française de science politique , más de una decena de interpretaciones- más tarde la literatura se hinchó hasta límites insospechados y la coincidencia aniversaria hace que, en cada ocasión, la cosa aumente y surjan visiones patrimonialistas de quienes juzgan que aquello fue propiedad suya ( Daniel Cohn Bendit, André Glucksmann, …), haciendo bueno aquello que dijesen los estudiantes del 22 de marzo: esto no es más que el comienzo, continuemos el combate…y realmente el combate de las versiones no ha cesado y me da que no cesará. Habrá que esperar para confirmarlo al cincuenta aniversario de 2018 ( + ).
Pues bien, ahora se publica una jugosa obra sobre el tema: « Mayo del 68: la revolución de la revolución » de Jacques Baynac ( Acuarela&A.machado, 2016). ¿ Otro maldito libro sobre el mayo francés? El libro del que hablo fue publicado en 1978 y su pretensión no fue añadir una interpretación mas a la inmensa colección , sino que trataba de hablar desde dentro , subrayando algunos aspectos olvidados, o vilmente escamoteados, de aquel poliédrico movimiento. Jacques Baynac, su autor, era para entonces ya un hombre curtido en revueltas varias, del mismo modo que el prologuista de la obra, Tomás Ibáñez, que formó parte del movimiento de la universidad de Nanterre, junto a los Cohn Bendit, Jean-Pierre Duteuil…, que fue el detonante de lo que luego vendría.
Jacques Baynac tomó parte activa en toda la movida desde el minuto uno hasta el final y nos entrega el relato, diegético, del desarrollo de los hechos desde dentro; en una interioridad implicada que combina la cronología con los tiras y aflojas que se daban dentro del movimiento y con respecto a las zancadillas del exterior. Formando parte del centro de coordinación, establecido en Censier, de los comités de trabajadores y estudiantes.
Desde Nanterre, a la Sorbona, y sus alrededores, el Quartier Latin, que se constituyó en el centro de gravedad y campo de operaciones y enfrentamientos entre los flics y los rebeldes. El tiempo abarcado va desde el 22 de marzo hasta principios de junio que es el momento en que las cosas volvieron al orden.
En la medida en que vamos asistiendo al crecimiento de la tensión y los enfrentamientos, asistimos a las continuas zancadillas que se pretendían poner al movimiento desde el exterior: numerosos policías movilizados, los partidos de izquierda-como queda señalado- tratando de afear la conducta irresponsable de los estudiantes, e intentando evitar por todos los medios que los sectores jóvenes se vieran tentados de simpatizar, y participar, en las movilizaciones inicialmente estudiantiles. En el seno de las asambleas y las manifestaciones reinaba la pluralidad y una libertad que permitía los diferendos, si bien la presencia de domesticadores, y hasta bomberos, de la lucha se dejaba sentir con fuerza tanto por parte de las centrales sindicales del ramo como por parte de los grupúsculos, que intentaban llevar el ascua a su sardina. Los primeros, los líderes sindicales-como Geismar y Sauvageot, intentando apaciguar los ánimos y balanceando , ante el impulso de los movilizados, entre llegar a acuerdos con las autoridades académicas y políticas y dejarse llevar por la muchedumbre en revuelta; los segundos( trotskistas y pro-chinos, en especial), en un desmedido empeño por dotar de organización y proyecto político al espíritu espontaneísta que reinaba en aquella fiesta rebelde, e intentando que la movilización se desarrollase contagiando a los jóvenes obreros, quienes según su visión era la única garantía de que la movilización culminase en éxito al depender de una dirección proletaria. Desde posturas más libertarias y autónomas-que son las que defienden Baynac y el propio prologuista- se trataba de lograr una aleación entre ambos sectores nombrados : estudiantes y obreros.
En medio de las movilizaciones, huelgas, acciones unitarias, octavillas, vivas asambleas, vemos cómo se daban unas relaciones de solidaridad, de afectos y simpatías que se plasmaban en la puesta en práctica de diferentes formas de acción y coordinación; en un equilibrio que trataba de evitar la asimilación del mismo modo que la usurpación y la manipulación de los movilizados en aras de intereses ajenos a éstos. Frente al poder estaban quienes, dirigistas, reflejaban de modo especular, en sus modos de actuar y propuestas de métodos a emplear, los mismos esquemas de los poderes a los que trataban de combatir; quienes veían la novedad de la movilización, en cambio, se mantenían, o tratan de hacerlo, en un nivel diferente, el del no-poder ( «la estrategia del movimiento estudiantil apunta a ocupar y conquistar el tiempo y no ya, como la estrategia leninista-arquetipo de todas las estrategias políticas- a ocupar y conquistar el espacio. En consecuencia, la estrategia del movimiento estudiantil no puede plantearse como objetivo la conquista del poder. Y aquí es donde Mayo del 68 es verdaderamente la revolución de la revolución» ( postura que queda ampliada en el un artículo final del propio autor. « Mayo 68: una hipótesis sobre la estrategia , el tiempo y la revolución») .
Es este empeño por « desfasar el Poder y el tiempo [ y con este fin, usar] todos los medios del orden del tiempo [que] son buenos porque, en caso de ser tales, también lo son del desorden del Poder» el que guía a Jacques Baynac y también a Tomás Ibáñez, al suponer esta lógica del despiste, del descoloque…un modo de escapar a las redes del poder en la senda de lograr que la emancipación de los sujetos ( que no sujetados por diferentes ideologías autoritarias) sea obra de ellos mismos y no de una autoproclamada vanguardia que dice lo que se ha de hacer. Camino por el que posteriormente han transitado las diferentes indignaciones que en los últimos años han poblado las plazas del mundo, mostrando las virtudes de la rebelión, de la libertad, de las libres deliberaciones…hasta que los expertos se apropian, o intentan hacerlo, del movimiento haciendo que éste pierda todo filo para convertirse en mero instrumento para consolidación de los proyectos , supuestamente, emergentes.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Derivas a partir del libro
Podría considerarse el recomendable libro como seguidor –como ha quedado subrayado líneas más arriba- del elogio de la toma de la Palabra( de las palabras), mas si el otro decía que en el principio era el verbo, aquí parece que el lema que toma el mando es la afirmación del Fausto de Goethe: en el principio fue la acción ( « pero se aprende rápido, Cada hora de manifestación equivale a un año de discusiones. Cada días de lucha hace más que diez años de militancia. El reformista del viernes es el enragé de hoy. El timorato del lunes es el batallador de esta noche. El disgustado del miércoles es el combatiente de este momento» ) . Y es que indudablemente el elogio de la acción como forjadora de nuevas formas de lucha y coordinación, de estrechos lazos de amistad, resulta con una fuerza contagiosa ineludible, si bien todo funcionó mientras duró la acción, posteriormente todo finalizó con la vuelta al orden y a la enmuermante normalidad a no ser que se considere-cosa que al que escribe le cuesta considerar quizá por ser un hombre de poca fe– que este modelo inacabado, inconcluso, sea el ejemplar en el camino hacia la emancipación. Mientras tanto aparte de las lecciones que de aquellas movilizaciones, y sus secuelas, puedan extraerse, el sentimiento que aflora espontáneo es el de estuvo bien mientras duró…aquellos sueños de unos días primaverales. Espantando, por supuesto, a quienes se atreven a afirmar con desparpajo ( ¿interesado?) que las ideas de mayo triunfaron, y que los rebeldes de entonces son los que hoy gobiernan…¡ por ahí no sigo!
En aquel movimiento en el que se dio un hermanamiento de Marx y Rimbaud-que se me permita l figura- puede hallarse, como lo hicieron algunos ( Michel Foucault y Jean-François Lyotard en algunos análisis sobre textos histórico-políticos del filósofo de Königsberg) al buscar ciertos paralelismos, en las jornadas de Mayo, con lo mantenido por Kant con respecto a la Revolución francesa: el entusiasmo de los espectadores como señal de que la humanidad avanzaba hacia mejor (signum rememorativum, demostrativum, pronosticum ), actitud que puede quedar reflejada en quienes desde las ventanas y balcones prestaban ayuda a los barricadiers…facilitándoles material para frenar a la policía, alimentos, agua, telas, etc., etc., etc.
Sea como sea, las posturas que se expresan en la obra son el fiel reflejo de una ética y estética de la revuelta, y muestran el empeño por huir de la asimilación que suponen las supuestas salidas que no hacen sino acabar plegándose a las reglas de juego establecidas por los poderes dominantes ( se comienza prometiendo medidas radicales y se acaba por los pagos de un social-liberalismo disfrazados con oropeles rojos, o morados, o…yo qué sé); y, por supuesto, rechazando las doctrinas que, a pesar de las nefastas plasmaciones históricas, siguen defiendo un vanguardismo que no conduce más que a la imposición y al control sobre el pueblo. Entre el cuentagotas y el delirio de la toma del poder, se mueven ambos caminos que no llevan a la meta soñada y prometida. ¿Y…? ¿ En los momentos de acción y su carácter inconcluso puede hallarse la adecuación entre objetivos y métodos propios de la emancipación?
Quizá en todo esto se plantean problemas relacionados con la fe ( creer en lo que no vemos por ningún lado más que en los momentos álgidos de la acción) y la esperanza en un mundo absolutamente distinto al presente( aunque nada indique tan prometedora dirección)…A servidor, aun sin dejarse cresta- la cosa no está para florituras- le resuena en la mente aquello de Evaristo: ni al esta, ni al oeste no hay a dónde huir…Aunque eso sí, siempre manteniendo en alto la prescripción lyotardiana: seamos paganos, seamos justos.
( + ) No me resisto a recomendar varias obras que ponen las cosas en su sitio en lo que hace a ajustar cuentas con diferentes impostores ( entre ellas no hace falta ni decir que tiene un papel destacado el libro de Baynac):
+ Serge Audier, « La pensée anti-68. Essai sur ls origines d´une restauration intellectuelle» ( La Découverte, 2008)
+ Bernard Brillant, « Les clercs de 68» ( Puf, 2003).
+ François Cusset, « Contre-discours de Mai. Ce qu´embaumeurs et fossoyeurs de 68 ne disent pas à ses héritiers » ( Actes Sud, 2008).
+ Nicolas Daum, « Mai 68. Raconté par des anonymes » ( Éditions Ámsterdam, 2008).
+ Jean-Pierre Duteuil, « Mai 68. Un mouvement politique» ( Acratie, 2008)
( Ya anteriormente había publicado una obra sobre las movilizaciones en Nanterre – 1968- y otra en la que prestaba la voz a varios protagonistas de las movilizaciones-1978-)
+ Kristin Ross, « Mayo del 68 y sus vidas posteriores. Ensayo contra la despolitización de la memoria» ( Acuarel&a.Machado, 2008)
+ VV AA. « Les Années 68. Le temps de la contestaion» ( Éditions Complexe, 2000)