Los archipiélagos de la in-diferencia
Por Diego Taboada
A Tomás antares y Estela Gijalba. Seremos muchos, y bien armados.
Vomita miedo : algo cosecharás. No funciona así con los tomates, pero funciona eficazmente con los hombres. Casi todos los titulares de los periódicos alemanes amanecían recientemente destacando una cifra : 10.000 millones de euros. Los que, hipotéticamente, costará a las arcas públicas el hacerse cargo de la nueva riada de Afganos, eritreos y gitanos que deambulan por los barrios de la poca clase media que queda en la gran, gran, gran república de la Alemania unificada.
Tiempos aquellos en los que la nueva Europa se observaba a sí misma en el espejo como nueva sin darse cuenta de que ninguna de sus viejas heridas habían sido cicatrizadas. Tiempos que pasarán, porque hasta sus élites son incapaces de soportar la pestilencia totalitaria que supura en todos los aspectos, aunque todavía haya quien soporte el auto-engaño evasivo a golpe de colosales cantidades de ansiolíticos, adoctrinamiento político, propaganda y fabricación de consentimiento – en término robado a Noam Chomsky – a velocidad de locomotora.
“Heil Hitler” es un grito de guerra que ya se verbaliza sin miedo en las calles de Alemania : primer dato no cuantitativo a tener en cuenta. “Fuera de Alemania” es un imperativo que ya se masturba en público sin pudor con toda la normalidad y consentimiento del mundo en la gran, gran, gran república unificada de Alemania : segundo dato cuantitativo a tener en cuenta. Más de dos centenares de ataques a albergues de refugiados han sido contabilizados de Enero a Julio : tercer dato cuantitativo a tener en cuenta; a día de hoy, el explosivo casero y la pedrada sigue siendo el tiernísimo recibimiento con el que la extrema-derecha socialmente organizada abre sus brazos a toda esa chusma infra-humana susceptible de recibir esos 10.000 millones de euros que los medios alemanes han verbalizado, quiero entender, con intención de escandalizar al puritanismo protestante a la bávara :
- ¡ 10.000 millones de euros para ellos, qué escándalo, y para nosotros nada ¡
La aristocracia alemana, muy republicana ella, es de todo menos tonta; con protestantísimo, puritano y distanciado recato muestra la asepsia de una cifra sabiendo de antemano cómo reaccionarán las alcantarillas mentales de la sociedad civil más narcotizada por su chauvinismo a la teutona.
- ¡ La educación, por dios, la educación, el problema es la educación ¡ -, exclama la trivialidad bien pensante, como siempre, sin ir a la raíz económica que motiva los flujos migratorios en su más diversa expresión : refugiados post-guerra civil, emigrantes a palo seco, exiliados políticos e tutti quanti.
¡Ay, la educación!, exclama la santurronería social-liberal y neoconservadora, al mismo tiempo que cientos de almitas poco predispuestas a dejarse educar por los vapores en abstracto de la democracia y el estado de derecho, prefieren movilizarse en las calles con Pegida, otro de los muchos cánceres neofascistas de Europa, con la determinada convicción de organizar la caza, captura, humillación y tortura física del inmigrante.
Con la educación y las buenas maneras se amansará, también, al parecer, a las fieras que han herido a 30 policías alemanes en su reciente empeño por frenar una nueva cacería de inmigrantes en los pobres y mestizos albergues de la gran, gran, república unificada de Alemania. Con la educación y las buenas maneras se amansará a las fieras que inundan de correos electrónicos y llamadas amenazantes al vicecanciller Gabriel, quien después de visitar el albergue Heidenau tuvo el imprudente arranque de calificar de repugnantes e indignos los sucesos y de afirmar con determinación que todo el peso de la ley caería sobre las crecientes hordas de bárbaros armados hasta las cejas con la firme determinación de exterminar físicamente todo rastro de impureza racial y nacional en la gran, gran, república unificada de Alemania.
Cuello de botella es la metáfora, el eufemismo lingüístico y conceptual que, en materia de regulación de flujos migratorios, utilizan los expertos para no representar el trágico y doloroso escenario que envuelve a una miríada de situaciones vitales que se experimentan en los pasos fronterizos de la civilizatio neoliberal. Porque, en rigor, y siendo fieles a la realidad, no cabe decir otra cosa que aquí nadie tiene la sarten por el mango, por mucha ingeniería penal, securitaria y de vigilancia de fronteras en la que los estados suelen gastar pingues porcentajes de su PIB : el caos, la incertidumbre, la ansiedad y la violencia institucionalizada con sofisticados métodos de control y tortura racial, son la norma, no la excepción, y no sólo en la Europa-fortaleza sino en cientos de pasos fronterizos esparcidos por todo el globo.
La creciente e imparable multitud que no tiene nada que perder a la hora de enfrentarse a caraperro a la policía fronteriza, que exige pan y trabajo tanto tanto a las élites de su país de origen como las de su país de destino, esa multitud, es el hierrito caliente, por así decirlo, con y desde el que l@s comunist@s de izquierda debemos trabajar y hacer pedagogía político-cultural.
No hay otro camino : o todos, o nadie. O la humanitas es susceptible de ser considerada como sujeto pensante y sintiente, de hecho y de derecho, en los obsoletos imaginarios identitarios de los estados-nación, o seguiremos auto-engañándonos identificando una política de emancipación con el endogámigo capricho diferencialista que llora patéticamente por no poder gozar de su archipiélago de in-diferencia.
Porque no, porque si se convierte en prioritario el razonar desde dentro de las políticas de la diferencia, porque si se convierte en prioritario el deber de respetar los sentimientos identitarios, no hay humanidad ni mayoría de edad político-cultural posible. No la hay, no la habrá, ni como representación fiel, ni como proyecto de emancipación, ni como semilla pedagógica.
El camino correctito es justo el contrario.