La política es también ese más-allá, ese-no-estar-en el centro de la administración estatal.
Pareciera que el postulado de reconocer a las organizaciones y los sectores que son también AP y «dejar de insultar» a los sectores populares que están con el correismo, es el argumento para seguir sosteniendo que el correismo es un proyecto en disputa y que existe «izquierda correista»; y culpabilizar nuevamente a la izquierda «fuera de AP» como corresponsable del resurgir de la derecha política en el país.
Lo que «pasan por alto» los correistas de corazón (los de closet y los ya-no-tanto) es el rol de estos sectores campesinos, trabajadores, empobrecidos en el proyecto de la RC y su situación organizativa. Pregunto, estas organizaciones que son parte de AP están en mejores condiciones? Son más fuertes? Más autónomas? Han alcanzado alguna de sus demandas? Han mejorado sus condiciones de negociación frente al poder, al Estado y el capital?
Lo cierto señores, es que esas organizaciones (y hablo sobre las org. campesinas e indígenas) están en peores y mas graves condiciones ahora que antes de AP, más débiles adentro que afuera del correismo. Porque el proyecto político de la RC no es para y con el pueblo, y menos el organizado. Las organizaciones que se adscribieron a la dinámica del Estado (de clase, patriarcal, colonial) y del correismo surgido en su administración, son fantasmas, no sujetos políticos autónomos. No deciden nada, son ecos de un panfleto. No disputan nada, sus planteamientos ideológicos están estancados o han retrocedido. O es que la reforma agraria se dio y no nos hemos enterado? O es que la firma del TLC-UE, las leyes de agua y tierra, el código de la producción y el nuevo reglamento son resultado de «la decisión y la disputa» de estos sectores al interior del correismo? Qué han ganado, me pregunto. Se olvidan estos señores analistas, que cuando la Fenocin intentó negociar su autonomía política con AP, la quebraron en tres y se tomaron sus instalaciones? Qué hayan sectores populares como parte de un proyecto, no define el carácter político ideológico de este. #Laderechatambiénincluyelopopular.
Entonces, si asumimos que la política es también ese más-allá, ese-no-estar-en el centro de la administración estatal…pregunto es el correismo un proyecto para fortalecer a los sujetos del cambio? Permite generar condiciones para que las organizaciones, los movimientos, los sujetos, se fortalezcan, sean autónomos? Luego de diez años, el correismo ha debilitado al conjunto del campo popular, pero quienes lograron construirse en autonomía y en clara oposición de izquierda, indígena, popular, son los que tienen mejores condiciones para enfrentar al capitalismo, la opresión y los procesos de dominación. Los otros están condenados no solo a enterrarse políticamente, si no a desaparecer por el agresivo avance de las relaciones capitalistas impulsadas por este gobierno y por la derecha oligárquica. O creen estos analistas, que el campesinado y el indigenado como proyectos de transformación y autonomía política van de la mano de tratados de libre comercio, proyectos extractivos y agrobusiness?
Faltaba más.
Alejandra Santillana.
Pareciera que el postulado de reconocer a las organizaciones y los sectores que son también AP y «dejar de insultar» a los sectores populares que están con el correismo, es el argumento para seguir sosteniendo que el correismo es un proyecto en disputa y que existe «izquierda correista»; y culpabilizar nuevamente a la izquierda «fuera de AP» como corresponsable del resurgir de la derecha política en el país.
Lo que «pasan por alto» los correistas de corazón (los de closet y los ya-no-tanto) es el rol de estos sectores campesinos, trabajadores, empobrecidos en el proyecto de la RC y su situación organizativa. Pregunto, estas organizaciones que son parte de AP están en mejores condiciones? Son más fuertes? Más autónomas? Han alcanzado alguna de sus demandas? Han mejorado sus condiciones de negociación frente al poder, al Estado y el capital?
Lo cierto señores, es que esas organizaciones (y hablo sobre las org. campesinas e indígenas) están en peores y mas graves condiciones ahora que antes de AP, más débiles adentro que afuera del correismo. Porque el proyecto político de la RC no es para y con el pueblo, y menos el organizado. Las organizaciones que se adscribieron a la dinámica del Estado (de clase, patriarcal, colonial) y del correismo surgido en su administración, son fantasmas, no sujetos políticos autónomos. No deciden nada, son ecos de un panfleto. No disputan nada, sus planteamientos ideológicos están estancados o han retrocedido. O es que la reforma agraria se dio y no nos hemos enterado? O es que la firma del TLC-UE, las leyes de agua y tierra, el código de la producción y el nuevo reglamento son resultado de «la decisión y la disputa» de estos sectores al interior del correismo? Qué han ganado, me pregunto. Se olvidan estos señores analistas, que cuando la Fenocin intentó negociar su autonomía política con AP, la quebraron en tres y se tomaron sus instalaciones? Qué hayan sectores populares como parte de un proyecto, no define el carácter político ideológico de este. #Laderechatambiénincluyelopopular.
Entonces, si asumimos que la política es también ese más-allá, ese-no-estar-en el centro de la administración estatal…pregunto es el correismo un proyecto para fortalecer a los sujetos del cambio? Permite generar condiciones para que las organizaciones, los movimientos, los sujetos, se fortalezcan, sean autónomos? Luego de diez años, el correismo ha debilitado al conjunto del campo popular, pero quienes lograron construirse en autonomía y en clara oposición de izquierda, indígena, popular, son los que tienen mejores condiciones para enfrentar al capitalismo, la opresión y los procesos de dominación. Los otros están condenados no solo a enterrarse políticamente, si no a desaparecer por el agresivo avance de las relaciones capitalistas impulsadas por este gobierno y por la derecha oligárquica. O creen estos analistas, que el campesinado y el indigenado como proyectos de transformación y autonomía política van de la mano de tratados de libre comercio, proyectos extractivos y agrobusiness?
Faltaba más.
Alejandra Santillana