La otra historia de Maurizio Ferraris
Por Iñaki Urdanibia
El profesor de filosofía en la universidad de Turín donde dirige el Centro interuniversitario de ontología teórica aplicada, y profesor asociado en el Käte Hamburger Kollegs de Bonn, en Alemania; no queda ahí la cosa sino que también es editorialista de La Repubblica, y director de la Rivista di Estetica y co-director de Critique, amén de autor de una cincuentena de libros; este polifacético profesor enseña deleitando en sus incursiones en la historia de la filosofía, y en la historia en general, además de aportar indudables lecciones, éstas están realizadas con una singular mirada empapada de un fino humor y una afilada ironía, lo que hace que su lectura resulte entretenida cosa llamativa en este tipo de textos en los que la jerga especializada suele brillar con deslumbrante presencia ; de ello ya dí cuenta anteriormente, no hace ni un año, en esta misma red ( https://archivo.kaosenlared.net/maurizio-ferraris-explorando-lo-humano/ ).
Su pretensión es sacar a la filosofía del callejón en el que se encontraba tras el golpe asestado por la posmodernidad que la dejó algo tocada, defendiendo para ello un nuevo realismo, que dejaba expuesto en su « Manifiesto del nuevo realismo» ( Biblioteca Nueva, 2013). Ahora continua su empresa con una publicación reciente: « Émergence» ( Cerf, 2018). [ Vaya por delante que hay dos cuestiones que me llaman no profunda, sino profundísimamente la atención: por una parte, que se pregone como seguidor de Jacques Derrida y Hans Gadamer, representante el primero de ellos – por la opinión dominante – como un paradigmático ejemplo de disolvente de cualquier forma de objetividad interpretativa, con su labor deconstructora que parece retrasar ad infinitum la posible verdad, definitiva, en una siempre aplazada epojé, de los textos que visita – por cierto Ferraris tiene una brillante Introduccion a Derrida, publicada por Amorrortu-; junto a esto , y en segundo lugar, embestir contra el postmodernismo, sin más, resulta francamente falaz ya que dentro de éste pueden – y deben- distinguirse las posturas resistentes que suponían un grito de alerta en el sentido de que las cosas no podían seguir como hasta entonces, con la creencia en discursos legitimadores y omniexplicativos, y otras que se desentendieron con absoluta frivolidad de lo que sucedía, y limitándose a una celebración de la pluralidad del presente; así pues, cuando Ferraris se refiere a esta corriente – difícil de definir por la multiplicidad de rostros que ha solido presentar- , se agarra a las posiciones de estos últimos, y en este sentido, da toda la impresión, no me corto a la hora de decirlo, de que retrata al supuesto enemigo a su conveniencia convirtiéndolo así en un muñeco de pim-pam-pum. Mecanismo que en francés se denomina CQFD – ce qu´il fallait démonter– , y en italiano-según me dice el traductor:cosa doveva essere dimostrato . A estas dos cuestiones que señalo quiero añadir una obviedad: aunque se parta de dar por bueno aquello de que todo es interpretación, lo cual llevado al extremo puede dar al traste cualquier afirmación que haga sobre el mundo o sobre lo que sea, nadie llegará al extremo, a no ser que sea un seguidor del inmaterialismo, o idealismo subjetivo, del irredento obispo Berkeley, de negar que « para que haya un mundo, no hay necesidad de la intervención sobrenatural de un Dios o de un Yo» , del mismo modo que nadie negará, ni el mismo Ferraris, que esta vida independiente no sería ni interpretada ni conocida por nadie, y, en consecuencia, no existiría ni la ontología, ni la epistemología…inventos obviamente humanos…Lo dicho no quita para que el libro resulte de indudable interés por los variados caminos que ofrece, que invitan a la reflexión, etc., etc., etc. ].
El realismo de Ferraris no trata de limitarse a afirmar la existencia de objetos exteriores, subrayando que lo real no depende del pensamiento, mas aun corriendo el riesgo de entrar en los pagos de Perogrullo, lo real sin humanos no sería pensado, y ahí se quiera o no entramos en el terreno de la metafísica, y en tal topos ante el que el filósofo no se arredra, éste utiliza el concepto que da título a su libro: emergencia, concepto empleado desde John Stuar Mill a Thomas Nagel, Mario Bunge y epígonos, si bien Ferrais destaca el papel de Leibniz como “fundador”. [ En una summa metaphysica ( Qu´est-ce que la métaphysique?. Gallimard 2004), su autor , Frédéric Nef, define así la emergencia: relación entre conjuntos de propiedades tales que las propiedades emergentes tienen características imprevisibles y nuevas en relación a las de salida de las que han emergido. Por ejemplo: la conciencia emerge de la vida »]. Es decir de un estado determinado surge algo nuevo: la vida de la materia, el pensamiento del cerebro, etc. Son de destacar en este proceso la condición de imprevisibilidad que se plasma en un acontecimiento. Señala Ferraris que para que se dé tal surgimiento es necesaria una fase de repetición que él denomina iteración, como aproximaciones sucesivas, a modo de tanteos, en las que permanecen algunas trazas del pasado, hasta dar cabida a una irrupción inexplicada . Y los ejemplos suministrados van desde la biología, variaciones del ADN como origen de diferentes formas de vida, hasta la política, diferentes expresiones de la emancipación precedida de cambios graduales que dan lugar a saltos más o menos explosivos, sin olvidar el espacio de las webs y los bi data, , siempre manteniendo el esquema emergentista ( no está de más señalar la significación doble de la palabra emergenza en italiano – y otras lenguas- para dar a entender surgimiento y también urgencia como explica en autor en una nota a pie de página, duplicidad semántica que le sirve para entremezclar la doble significación)..
Con estos presupuestos de base, Ferraris trata de ofrecer una visión más alegre de la que se presentan – según él- en la historia de la filosofía en la que parece que nada nuevo puede darse, ni como amenaza ni como liberación, ya que al fin y a la postre es el pensamiento y el lenguaje los que fabrican la realidad, con lo que el camino que se abre parece conducir, con tales presupuestos, a las cercanías de un solipsismo, ya que el mundo está en el interior de los humanos, pues son las facultades humanas- pensamiento y lenguaje- las que construyen la realidad. Y esta nueva visión que ofrece la elabora recurriendo a argumentos plenos de ironía y sin cortarse a la hora de caricaturizar algunos excesos del pensamiento y del lenguaje…la realidad del mundo y el supuesto conocimiento que de él se tiene, o se dice tener, proviene del primero y se da por medio de saltos, explosiones, interacciones y choques que provocan sorpresa en los espectadores; estas sorpresas se suceden en diferentes terrenos y de ahí que la travesía propuesta por Maurizio Ferraris se materializa en tres espacios ( Ontología, epistemología y política) y se desarrolla , en una vena especulativa ( como admite el autor, no arrepintiéndose, sino enorgulleciéndose de ello, siempre que la especulación no se convierta en hábito sino que se use con intenciones metodológicas / pedagógicas); la peregrinación que presenta , y en la que no sufriremos al participar en ella, está elaborada como cuadros, como hojas de un álbum- por emplear la metáfora wittgensteiniana-, y usando el género narrativo, extendiéndose en las distintas edades del mundo, por hablar como Schelling.
La tesis fuerte es presentada en las primeras páginas, y pueden ser resumidas en la primacía de la realidad, del mundo, que ha existido y existe sin la necesidad de un Yo pienso que le dé marcha ni le interprete ( « ha habido millones de años sin que hubiese ningún Yo pienso en circulación»). En el principio está el ser ( on, ontos , en griego) , y luego vendría, el logos, la episteme, niveles que no se han de confundir como hacen los pensamientos tradicionalistas y/o los constructivistas, al trazar un signo de igualdad entre ontología y epistemología. Esta confusión hace que algunas posturas – que son contra las que él se alza- darían prioridad a la palabra( ¿ lo que tiene nombre no existe?), al invento y registros, es decir, que un fenómeno determinado no existe hasta que no es descubierto por algún Yo: así Ramsés II, contra lo que se afirma, no pudo morir a causa de la tuberculosis ya que esta enfermedad no fue descubierta hasta finales del XIX por Koch, o igualmente la gravitación universal no existiría con anterioridad a que Newton…tal dependencia es una absoluta falacia que cae en lo que Ferraris denomina el sofisma trascendental. [ No hace falta señalar, va de soi aunque Ferraris no lo indique, que si cierto es que el ser ha existido con anterioridad y con independencia a los individuos que lo descubren – fenoménicamente , lo que se nos ofrece de la realidad, no nouménicamente, la realidad en sí, por emplear el lenguaje kantiano-, esto no supone que la ontología preceda a la epistemología, ya que ambas –logias, suponen estudio de, y en tal sentido son obras, catalogaciones, interpretaciones de los humanos, como lo son – en eso sí que se detiene Ferraris- la esfera ética , política que si dependen de las decisiones humanas]. Así pues el realismo que él propone es « en tanto que realismo negativo, afirma que la realidad resiste al pensamiento; en tanto que realismo positivo, afirma que la significación deriva del mundo y de sus invitaciones; y en tanto que realismo trascendental, sostiene que la raíz común ». Con tales presupuestos teóricos emprende el viaje de fisis a polis.
Desde 13.700.000.000 antes de C. hasta el año 1943 del siglo pasado, con derivaciones hasta el presente, se pasa revista a diferentes hechos sustanciales que en su significación resultan magníficos ejemplos de lo que se pretende mantener: la emergencia que se ha ido sucediendo en las tres esferas señaladas, surgiendo por medio de sobresaltos, aparentemente azarosos, al mundo y sociedad en la que habitamos. Y nos conduce desde el Big Bang a la aparición de la vida, presente en diferentes seres amebas, termitas, que luego darían paso a los individuos, al pensamiento, a la historia…para posteriormente presentar diferentes escenas del conocimiento del mundo y de los seres que lo habitan, para concluir en la arena política con algunos hechos realmente bien traídos sobre los avatares del conocimiento, partiendo de las premisas de la Crítica de la razón pura kantiana para desplegar diferentes teorías al respecto, acerca de la servidumbre voluntaria, con referencia a Goebbels, escenas de sumisión proseguidas con algunas de emancipación y finalmente el caso ejemplar de un sujeto búlgaro que removió Sofia con Santiago, con reclamaciones tenaces ante el zar búlgaro y los parlamentarios, para impedir que los ciudadanos judíos fuesen deportados…cosa que logró, la figura de Achab persiguiendo a la ballena blanca , y… a otros frotamientos del pensamiento.
El planteamiento expuesto por Ferraris es sugerente, está plagado de bien buscados, y hallados, ejemplos y resulta difícilmente rebatible…dicho lo cual me remito al comentario que he incluido en el segundo párrafo, y me atrevo a constatar que su embestida resulta atinada con respecto a quienes defienden un todo vale cognoscitivo – que se podría incluir en el anarquismo epistemológico-dadá de Paul Feyerabend, o similares – , y para quienes den por bueno el idealismo subjetivo del monseñor allá nombrado…posiciones que, desde luego, distan un abismo con respecto a los postulados que airean ciertos posmodernos, y difícilmente cuestionables por otros , aunque éstos hagan gala de un espíritu festivo en su conformismo; cierto que indica que quienes caen en tales desfases son expresiones extremas del posmodernismo extremo..