Estirando la cuerda
Por Clara Rivas
Desde hace años que entre el gobierno del Estado y el gobierno de la Generalitat están jugando a tirar de la cuerda, la han tirado tanto que la misma está a punto de romperse.
Sería bueno que se preguntaran si han pensado con el pueblo o solo con sus obsesiones.
Por un parte tenemos un gobierno estatal heredero de la dictadura franquista y ahora por desgracia les está resurgiendo las maneras de hacer que habían ido camuflando bajo el barniz de demócratas y a la otra parte tenemos un gobierno catalán que en el 2014 estaba perdiendo fuelle y que entendió que sumándose al movimiento independentista de su socio podría reflotar, tanto unos como otros con problemas judiciales -que están quedando cada vez más tapados- y mientras tanto los jefes estirando la cuerda a ver quién la rompe.
La CUP no queda excluida, ya que en este tira y afloja ha demostrado que el primero de sus intereses no son los temas sociales, si no la independencia por la que se ha vendido aprobando unos presupuestos antisociales.
Esto referido a los gobiernos, pero aquí no acaba todo, por un lado tenemos los PP y Cds, que forman parte del Gobierno estatal, el PSC aún en el desconcierto de lo que ha pasado durante este tiempo atrás en el PSOE y los partidos que se dicen de izquierdas que navegan en no ser cuántas aguas.
Este tirón de cuerda ha conducido a que lo que se está llevando adelante ha sido organizado solamente entre dos interlocutores, los que estando utilizando al pueblo para ver quién tira más fuerte, desgraciadamente los hay que se creen que cuando la cuerda se rompa todo estará resuelto, no comprenden que nada estará resuelto por el contrario, pues mientras los que se dicen políticos que deberían haber actuado con sensatez, a la sociedad la habrán dejado con heridas, que ya veremos lo profundas que serán.
Ni unos ni otros han actuado ni están actuando con decencia.
Recordaremos el dicho «A rio revuelto ganancia de pescadores» o las sabías palabras de Antonio Machado «En los trances duros los señoritos invocando a la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre «.