Entrevista a Nicolás Morás: «La causa anti-imperialista necesita una Rusia fuerte y a Irán de pié»
¿Vivimos en el totalitarismo con rostro democrático?
Sí, por supuesto. Más próximo a las sociedades plenamente controladas que dibujaron Orwell y Huxley en sus distopías que a la dictadura consumista que denunciaba Marcuse.
En todo caso, el progreso de tecnológico de los últimos 25 años se ha concentrado casi exclusivamente en la industria informática, y se revolucionaron las comunicaciones, especialmente la facilidad para controlarlas.
El grado de vigilancia que existe hoy sobre el ciudadano promedio de cualquier país occidental, incluyendo los latinoamericanos, supera con creces lo que existía durante cualquier dictadura del siglo pasado.
Esto sucede en simultáneo –conditio sine qua non, diría yo- al fenómeno de la Oposición controlada:
La nueva izquierda política de los 60s está corrupta, comprada y desactivada por el imperialismo occidental de forma que los discursos del feminismo o la ecología pasaron de ser causas contraculturales con fuerte contenido de protesta a ítems en la Agenda de gobiernos supra-nacionales como la ONU y la UE, patrocinados por multimillonarios y con amplia publicidad en la prensa hegemónica.
El capitalismo tiene esa habilidad característica de reinvención permanente, no es estático, y cada día se acentúa más esa faceta.
Cualquiera de aquellas banderas que te cito ya no son componentes de lucha de clases, sino elementos contradictorios, movimientos mayormente vertebrados de arriba hacia abajo que esterilizan las ansias de cambio social de mucha gente.
¿Hay una suerte de paradoja, los países menos desarrollados conservan algo más de libertad entendida como deficiencia de control por tener menos tecnología?
Ciertos países, en cierto sentido. Por ejemplo: Paraguay tiene mucho menos bancarización que Holanda (y en consecuencia, menos deuda externa), tiene mucho menos cámaras que Inglaterra y nadie se encarga de encarcelar twitteros.
No obstante estas entidades supranacionales que dominan al planeta, Facebook, Google, Microsoft, gozan de igual presencia allí que en Europa.
Luego hay que mencionar que el imperialismo está más aceitado que nunca, y los ganadores y perdedores de la historia siguen siendo aproximadamente los mismos de siempre.
Companías europeas parasitan mercados cautivos por toda América Latina, farmacéuticas caldean guerras civiles en África, mineras canadienses saquean todos los continentes a mansalva, y las bombas yanquis no dan tregua a Oriente Medio.
Visto así, la ventaja del tercer mundo es muy relativa.
Decías en una entrevista en Santiago que Rusia, Irán y Qatar son contrapesos a la hegemonía estadounidense. ¿Por qué China no?
Porque China construye su propia hegemonía centrándose casi exclusivamente en el factor económico.
China es el único país que tiene el poder de sacudir a la economía estadounidense, porque es su principal acreedora. No obstante elige no hacerlo, y si bien Pekín se está convirtiendo en una nueva meca de financiamiento de países en desarrollo, su vocación política es ínfima.
Por el momento les conviene seguir teniendo a los yanquis como socios, aunque Trump implique un impasse.
En consecuencia verás como Hu Jintao goza de mucho mejor prensa en los medios occidentales que el propio Trump, o que el mega demonizado Putin.
¿Es una buena noticia la victoria de Putin en las elecciones del 18 pasado?
Sí, sin duda. La causa anti imperialista necesita una Rusia fuerte, a un Irán de pié, pequeños países como Qatar que resistan a la imposición de la agenda del Pentágono vía colaboración saudí.
A mi no me parece óptimo que los insumisos tengamos que prenderle velas a determinado líder político. Soy, he sido y siempre seré un anarquista convencido, pero veo la realidad.
¿Cuál es esa realidad?
La realidad indica que Snowden se salvó de la cárcel militar gracias a Rusia, Assange está donde está por gestiones rusas, y Thierry Meyssan de Red Voltaire eligió Irán. ¿Por algo será, no?
Porque son los únicos actores políticos relevantes que en un ejercicio de pragmatismo amparan a los escasos referentes de las causas por la libertad y la información veraz.
Las Primaveras Árabes fueron una nueva demostración para quién la necesite de lo que sucede con el reemplazo de líderes maquinado desde Occidente.
Los señores que inventaron la Yihad en los 80s, con una comisión del Senado de Estados Unidos abocada públicamente a dotar de armas y presupuesto a Al Qaeda, 10 años después de terminada la guerra fría descubrieron al fundamentalismo islámico como gran enemigo público mundial. ¡Por favor!
Antes de Al Qaeda, desde los Hermanos Musulmanes, desde el día uno Estados Unidos moviliza en secreto a los sectores radicalizados de mínima representación social contra gobiernos malos, regulares, pero decididamente laicos como lo fueron los Nasser, Al Sadat y Mubarak en Egipto, el Baaz en Siria e Irak, o Gadafi en Libia.
Ahora sólo hay caos y guerras civiles permanentes, crisis de refugiados fomentando la – tradicionalísima – xenofobia en Europa, y una serie de atentados dudosos, cuasi inexplicables, de supuestos lobos solitarios en Bélgica, Francia, España, Gran Bretaña…que justifican a su vez la profundización compulsiva de leyes de vigilancia contra la libertad y privacidad de las personas, trabas al comercio, al libre tránsito, etc…
¿Qué te parece que le sucedería al mundo si los yanquis logran echarle mano a Irán?
No me interesa en absoluto ese panorama.
Aún así crees que Trump es un mal menor en términos geopolíticos
Comparado con Hillary Clinton, que duda te cabe.
La principal responsable de que Obama, el innoble Nobel a la Guerra, cierre su mandato con un promedio de tres bombas por hora sobre población civil.
Si por Clinton fuese, ya estábamos en pié de guerra termonuclear.
Sin embargo Trump mantiene la retórica imperial a pleno, la obesión anti-iraní, el apoyo incondicional a la tiranía sionista…pero bueno, sería de una ingenuidad cándida pretender otra actitud de un premier norteamericano.
¿Le ha dado la espalda a América Latina?
Ojalá. Qué más quisiera yo como latinoamericano.
Pero ten en cuenta lo siguiente, más allá de Trump o el que esté de turno en la Casa Blanca, nadie supera el poderío del deep state americano, de la burocracia enquistada en los servicios de inteligencia, del complejo militar industrial y sus nuevos socios los titanes digitales.
En ese sentido, hasta que no colapse ese rol de gendarme mundial, Estados Unidos seguirá bajando directivas militares, impulsando el espionaje masivo, la infructífera guerra contra las drogas, fomentando el terrorismo, el endeudamiento, etc…
Son, cómo decirlo…»Políticas de Estado».
¿Qué futuro le espera a América Latina? La popularidad de los gobiernos de derecha cae en picada…
Cae en picada, sí. Sucede que Kuczynski, Temer y Macri pusieron la vara de la ética en la función pública muy por encima de sus propias capacidades, de sus prontuarios criminales te diría.
Más allá de eso, la gestión económica es desastrosa y todos se apoyan en mayor o menor medida en la toma compulsiva de deuda externa.
En cualquier caso, es una historia repetida de triste final, y cero alternativas a la vista.