Desmontando algunas ideas recibidas
Por Iñaki Urdanibia
<< La forma mal comprendida es precisamente lo más general y, con un cierto grado de desarrollo de la sociedad, se presta a un uso general >>
( Karl Marx )
No es propiedad exclusiva de esta época la estupidez, ya que desde hace siglos esta está consolidada hasta el punto que podría verse uno tentado a pensar que sin ésta no existiría la humanidad, vamos que el << reino de la estupidez >> es su hábitat…con sus costumbres, creencias, rituales, normas y formas de vinculación social; y sabido es que todo se contagia menos la hermosura y que los mecanismos reproductivos siempre han estado bien engrasados. De todos modos podría mantenerse la hipótesis de que esto, para más INRI, quizá funcione por acumulación lo cual hace que la estupidez aumente, progrese y adopte formas más sibilinas y sofisticadas , el perfeccionamiento de los sistemas de adoctrinamiento hace que la labor de extensión sea más eficaz y haga que las ilusiones cuelen con mayor facilidad en las mentes del personal. La cuestión no cabe duda de que ha preocupado a muchas lúcidas y célbres mentes como las de Gustave Flaubert, Robert Musil, Bertrand Russell, Albert Einstein, y, también a otras menos célebres como Gabriel Sala, Paul Tabori, H.L.Mencken, Michel Adam, Lucien Jerphagnon, Alain Roger, Matthijs Van Boxsel, Avital Ronell, Belinda Cannone, o …yo qué sé.
En el caso que nos ocupa, Luis Andrés Bredlow centra su mirada en los nuevos ídolos que corrieron a sustituir a la muerte del ídolo mayor, pues si Dios ha muerto, como anunciase el otro, otros poderosos dioses campan por sus respectos en el más acá: el Estado, el Dinero, el Trabajo y el Mercado y su séquito de conceptos y expresiones que acompañan su omnipresencia. El repaso que << Ensayos de herejía >> ( Pepitas de calabaza, 2015) se extiende en una decena de trabajos que proceden de artículos publicados en revistas varias, algunas de ellas desgraciadamente desaparecidas, y de conferencias pronunciadas en diferentes foros.
Eficacia, progreso, desarrollo, futuro, son algunos de los términos que se emplean, una vez sí y otra también, para justificar las grandes obras, la reforma de las reformas recién reformadas, la desfiguración de los centros urbanos con sus viviendas construidas como colmenas, que a su vez suponen cambios en los modos de vida…y ante cualquier crítica, siempre se oirá la respuesta de que hay que estar a la altura de los tiempos, y que negarse a ello no supone más que quedarse anclados en el pasado y perder el tren del futuro…¡ qué vértigo !
La travesía es apabullante ( ciudades, reformas, aire acondicionado, lo público y lo privado, el turismo, el trabajo del filósofo, las drogas, el viaje al futuro, el falaz globo de la democracia, y unos apuntes finales sobre cuestiones relacionadas con la identidad ) y el denominador común que de las diferentes estaciones visitadas se extrae es realmente clarificador.
A pesar de que venda que todo está pensado para la comodidad y el gozo del personal en el fondo de las actuaciones visitadas se puede oler un espíritu cristiano que alaba el dolor, el sacrificio frente a los << despendolados >> valores hedonistas que no conducen más que al pecado y, en consecuencia, a la perdición, y vamos por partes.
En primer lugar, el profesor de la universidad de Barcelona se centra en las continuas pifias que se dan en el terreno de la arquitectura que parece dejase llevar por la estética de lo feo a la hora de construir las moles urbanas, confundiendo función con funcionalismo, y convirtiendo a las urbes en terrenos monstruosos e iguales sin tener en cuenta los criterios de diferencia, de espacios que inviten a mantener un contacto con las naturaleza y con los demás. Sin reivindicar una vuelta atrás sí que observa cómo en algunas zonas las construcciones, realizadas por los propios habitantes con el fin de cubrir sus necesidades y sus antojos, han dado resultados realmente habitables y estéticamente bellos.
Continua deteniéndose en el afán de reformar que guía a las administraciones que parecen seguir el criterio de que si no hay obras es que no hay desarrollo, y encima puede dar la impresión de que no hacen nada y eso no puede ser. En este tipo de comportamiento se entrelazan los intereses del Estado y los del Capital.
La reivindicación del aire puro, y más tarde de esos vehículos en los que si uno sentía calor no tenía más que abrir las ventanas para recibir aire fresco y no ese aire reconvertido que no provoca más que catarros por no hablar de males mayores. Frente a los torpedos de plástico que avanzan a velocidades de vértigo ( AVE) que no dejan ver el paisaje, ni abrir la inútiles ventanas, que siguen el mismo modelo que los aviones. Vehículos en los que es imposible estirar las piernas o abrir el periódico en condiciones, y en los que no se puede permitir uno ni un mínimo paseo. Reivindica frente a estos y al divinizado automóvil, los trenes en los que se llegaba al destino tras disfrutar del viaje, y no como en la presente concepción de trasladarse a toda pastilla, ya que lo esencial no es el camino sino el punto de destino que ha de alcanzarse cuanto antes.
Embiste igualmente contra algunos mitos erigidos en verdades por los poderes dominantes que de tanto ser repetidos calan en los individuos, atravesándoles en su modo de pensar: la democracia, el turismo, las drogas , lo privado y lo público y sus engañosas, y solapadas, relaciones con los organismos estatales…y desvela las falacias que se esconden ante tan bellas palabras que dan a entender que vivimos en el mejor de los mundos posibles y que todo está hecho para que nos divirtamos como locos, cuando de hecho en el mayor número de ocasiones no son más que mecanismos de domesticación que nos hacen aceptar lo inaceptable, plegarnos a la << servidumbre voluntaria >> de la que hablase Etienne de La Boétie, y de colaboración con quienes dirigen el cotarro. El acercamiento al tema de las drogas y su prohibición como modo de encarecer el producto que hace que unos cuantos se forren y los entes, que en principio dicen cuidar de la salud de los ciudadanos, no hacen, nolis volis, sino gestionar el mercado y dictaminar el valor del producto ; tampoco tiene desperdicio sus rumias sobre el trabajo del filósofo , en las que balizar ambos asuntos, con la ayuda de Platón y Aristóteles, y relacionar la filo con el ocio, muestra su modo de resistir a convertirse en un << Sócrates funcionario >>- que diría Pierre Thuillier- encargado de repetir el panteón colaborando en la reproducción del Estado, de la Universidad o cualquier Iglesia- asunto denunciado por el autor de << Más allá del bien y del mal >>, adopta como forma de resistencia entregarse a la disciplina (?) con pasión y espíritu de aventura; como digo, la mirada es afilada y certera, tanto en estos como en los otros terrenos abordados
Y si el otro decía que el hombre quiere saber por naturaleza, más certero parecería afirmar que el hombre quiere creer, le gusta que le cuenten cuentos, y…creérselos ya que la inseguridad crea neurosis ( y el exceso de seguridad más, que añadía el otro), lo cual indica un horizonte poco esperanzador, aptitud que , conste, no es la de Luis Andrés Bredlow que muestra confianza en el futuro, que se va construyendo desde el presente, y sobre lo que se permite proponer ciertas parciales soluciones o al menos caminos que huyan de los trillados y tramposos que nos son propuestos desde las instancias de dominación.
El tono libertario del libro casa a las mil maravillas con la tendencia de la editorial riojana, que según ellos mismos dicen es << una editorial con menor proyección que un cinexin >>. Quizá así sean las cosas, por aquello del karaoke sonante que place al gregarismo ambiente, aunque los textos que publica tal editorial no tienen, por lo general, desperdicio, metiendo el dedo en la llaga, y dando mucho que pensar al ofrecer visiones no heredadas, ni consagradas por el uso, ni el abuso, …lo cual desde luego no es poco.