Catalunya y EL Minotauro
Por Pepe Gutiérrez – Álvarez
En un debate sobre el Referéndum en Catalunya en “Fort Apache”, el lúcido conservador Enric Juliana citaba a Jaume Vicens Vives en el sentido de que en Catalunya «no había que subestimar al minotauro» o sea a la España terrible. La expresión llamaba a la moderación en el momento presente y era refrendada por los presentes. Estamos ante un Estado que había sido herido e incluso burlado. Esto había creado una situación en la que Rajoy podría aparecer como un «moderado», desbordado por una derecha-peor del tipo Aznar-Rivera, con todo lo que eso representaba de conexión con los poderes fácticos que a nivel financiero ya han mostrado su «miedo a la libertad”. A la hipótesis de la creación de una República catalana desbordaba por un pueblo movilizado. Un pueblo situado como el de todo el Estado, ante nuevas y drásticas medidas austericidas. Tocaba pues una llamada a la prudencia, a considerar la advertencia de Vicens Vives.
Por lo mismo se advertía de los otros extremos (un saco en el que se agrupaban a la CUP y a los trotskistas de Viento Sur sacados a relucir amigablemente por Antonio García–Santesmases, representante de lo quedaba de una izquierda en el PSOE), parte de una izquierda que actuaba como inconscientes provocadores. El estupor de Antonio le llevó a evocar el sepelio de Toni Domenech (que habría votado “Sí”), en el que Daniel Raventós (Sin Permiso) se atrevió a echar en cara a una antigua izquierda su firma en un manifiesto desde el que se culpaba de todo a la Generalitat. Regresábamos al pasado, a 1978, cuando uno de los veteranos de la ERC, Jordi Carbonell advirtió a la izquierda de entonces (desaparecida sin combate), aquello de «Que la prudencia no nos haga traidores», en una de las frases más vivas y emblemáticas del proceso del 78. Ahora nos encontrábamos que buena parte de aquellos que antaño defendían el derecho de autodeterminación y el socialismo (aunque fuese a la sueca), ahora se habían situado al lado del Minotauro.
Con matices y algunos contrapuntos, ese fue el tono general del debate presidido por Pablo Iglesias, ahora en su doble condición. Habría mucha tela que cortar, y nos estarían de más otros debates con presencias ahora borradas. Personalmente, el tono de viejo profesor que fue trotskista en su loca juventud que adoptó Antonio y la prudencia de Juliana-Iglesias, mes pareció histórica pero no concreta. Ya hemos visto a donde nos ha llevado la prudencia, pero en el aquí y ahora pesan otras cosas. Desde luego, el pesimismo justificado de Vicens Vives no encajaba demasiado con el momento. Existen factores que lo cambiaban todo. La propia situación que había acabado con los “asuntos internos”, pero aunque la aldea sea global esto no significa que no sea importante recuperar lo más próximo. Hay otras situaciones abiertas, una en canal y en días como era Galicia donde la gestión neoliberal ha causado el mayor desastre climático de su historia. No estamos en el 34, no tenemos la CNT (¡entonces en contra¡), pero la historia tiene que salir por algún boquete nuevo. Es posible que la explicación sea que Cataluña está de vuelta de tanta-tanta prudencia, que en dos días ha andado un trayecto que en otros lugares se ven venir. En casa se inquietan, el minotauro sigue causando miedo. Pero nos hemos ido a la cacerolada con el paraguas porque nos alumbra una esperanza que ayer solamente soñábamos.
Una lección que se puede extraer de las tentativas sociales y democráticas más avanzadas (1909.1917, 1934, 1977) que se fueron dando a lo largo de la historia social española, es que se desarrollaron de manera desigual, descoordinada. Estuvieron focalizadas en Catalunya, Andalucía, Asturias, Euzkadi u otras partes, sin la existencia de una plataforma común. La de Octubre del 34 fue la más evidente. El movimiento se prolongó hasta el estallido de la guerra, pero de manera dividida como parte de la ola que gritaba ¡UHP¡, la misma puesta en marcha por la Alianza Obrera. En el caso actual, se puede decir que Catalunya se encuentra “trágicamente sola”. Se trata del primer paso y se expresa como una respuesta nacional y social ante una crisis destinada a esclavizar el mundo del trabajo; a que los de abajo no sean nada, no representen nada.
El catalán actual representa un movimiento amplio que se está forjando repleto de Garcías, Fernández, ya que dos de tres catalanes somos de procedencia foránea. El franquismo después de arrasar en 1939, creyó que la emigración “españolizaría” Catalunya, no contó que pudiera suceder lo contrario. Estamos viendo que en no poca medida los hijos y sobre todo los nietos de los que cogimos las maletas, se sienten antes catalanes que “españoles” con lo que esto significa. No se trata de una asimilación sin más, existen tensiones. Sin duda con aquellos catalanes que gritaban el 11-S cosas como: «!Boti,boti, boti, espanyol el que no boti¡». Patrioteros simplistas que haberlos haylos como los hay que están convencidos de que los catalanes son mejores por razones narcisistas por4 lo demás muy propias de cualquier lugar. Son contradicciones propias de un proceso de larga trayectoria cuya consecuencia ha sido la «refundación» de Catalunya.
Después de la “debacle” del PSUC y de la izquierda militante, los barrios del “cordón rojo” han sido desolados por la desestructuración neoliberal gestionada por la alternancia socia-convergente. Los movimientos vecinales quedaron reducidos a la mínima expresión, desvitalizados. Lo de la conciencia de clase es obvio pero se suman elementos objetivos serios que lo impiden. El principal quizás sea el deterioro de la cultura de la pobreza, de aquella decencia básica que tenían nuestros padres y abuelos por más iletrados que fuesen. Lo de «Súmate» es un pequeño montaje de ERC para sacarlos al escenario. No representan al “els altres catalans”, no tienen vida propia. Se está dando pues una movilización marcada por estas tensiones. El caso de Ribes resulta harto significativo. Existen dos núcleos, el antiguo y el emigrante conformado por mayoría emigrante. En este, cuando las elecciones autonómicas, C´s se puso las botas sin tener una sola cara conocida. Sin embargo, en las municipales el PSC y Podem fueron los primeros. En lo del Referéndum bastó con un colegio.
Sí hay un punto de encuentro fue el que se dio contra el franquismo. Se luchaba por las libertades (nacionales) y por los derechos sociales, y no hay otro secreto. Son dos patas de un mismo cuerpo, y es en este espacio donde será posible que nos encontremos aquí, pero también con los millones de damnificados de esas medidas antisociales de las que nadie habla, pero que nos están cayendo inexorablemente.