Argentina. Las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora recordaron el primer día que marcharon en la Plaza / Y más
Eran 14 mujeres, 39 años atrás, unidas y encontradas entre sí por el rostro triste de saber que les arrancaron a sus hijos para defender los privilegios de los más poderosos. Al principio a ningún uniformado les pareció una amenaza, pero como había Estado de Sitio, las obligaron a circular y lo hicieron, alrededor de la Pirámide.
Las “locas de la plaza” las llamaban entonces por lo bajo. Golpearon puertas gubernamentales, judiciales, eclesiásticas y si recibían alguna respuesta eran agravios, mentiras y la orden de callar, pero no lo hicieron. Solas y sin apoyo se hicieron escuchar por todo el mundo y gracias a ellas los crímenes del terrorismo de Estado en la Argentina y en el resto del planeta no prescriben.
Unidas desde el principio sin división de ideologías ni creencias, con el pañuelo blanco como estandarte, tiempo después de recuperada la “ emocracia” se dividieron como quienes quedan atrapadas en dos etapas diferentes de un duelo y dos consignas: “Con vida los queremos” y “Por toda la Verdad”. Esta última abrió la puerta a las Abuelas (el otro enclave de valientes mujeres) a saber algo más e iniciar la lucha que dió con 120 de los al menos 500 nietos que sus archivos confirman secuestrados en cautiverio, porque tampoco pudieron corroborar si entre los 30 mil desaparecidos no había más embarazos en ciernes.
También abrieron la puerta a la organización de Familiares e Hijos de Desaparecidos y a la formación del Banco de Datos Genéticos pionero en estudios de ADN en todo el mundo.
Este pasado 30 de abril, en la Plaza que las acogió por primer vez, la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo se reunió para conmemorar el aniversario en torno a la estatua de Belgrano. No llegaban a ser 14 las ancianas sentadas con los pañuelos blancos (una de ellas en silla de ruedas), físicamente endebles pero con la vitalidad y alegría en el rostro de saber que las nuevas generaciones seguirán adelante con sus luchas. Soportaron las bajas temperaturas del día arropadas por la calidez de cientos de personas que redoblaron la emoción empujadas por el marco político que intenta volver a instalar la “teoría de los dos demonios”.
Agradecidas, las Madres escucharon el homenaje musical: un excelente concertista de charango, un payador que ironizó los “cambios” del macrismo, y varios cantautores de esos que siempre están a pie de calle apoyando todas las luchas justas. También las lecturas de múltiples adhesiones y los discursos de hijos, familiares y nietos recuperados que siguen buscando saber toda la verdad. Sólo esas viejecitas de enorme corazón y muchas más agallas, mantuvieron una sonrisa entusiasta mientras el resto de los concurrentes tenía el rostro empapado de lágrimas.
Cuando cada quien dijo lo que tuvo para decir, las Madres se acercaron en bloque al micrófono, se ayudaron entre ellas para continuar, ofrecieron una ronda de testimonios recordatorios -ahora con la emoción general desbordada- y fue Nora Cortiñas, al centro de todas ellas, quien cerró el discurso con este empuje: “Ustedes siempre cantan la consigna: Madres de la Plaza, el Pueblo las Abraza. Hoy las Madres los abrazamos a todos y todas ustedes, nadie nos va a quitar todo lo que conseguimos”. Y como es habitual, como cada jueves “llueva o truene, haga calor o haga frío”, se despidieron puño en alto y gritando “Presente” a los 30 mil luchadores y luchadoras revolucionarias. Otra vez fue Norita, la que dio la pauta hasta donde esta patriada seguirá: “hasta la victoria siempre…y venceremos”.
Testimonio de Ana María Careaga: Me invitaron hoy a compartir unos textos en homenaje a las Madres. Traje una carta que le escribí a Esther Ballestrino de Careaga cuando aparecieron e identificaron los restos de algunas de las madres y de una de las religiosa francesas: Leonie Duquet y de Ángela Aguad y también un texto de homenaje a Las Madres:
“Volviste, un día de diciembre seguramente extenuada a la costa, te habían desaparecido apenas unos días antes y habrían de desaparecerte 28 años más. Mientras tanto nosotros te buscamos como había que buscar en esa época funesta de la historia, como ustedes nos buscaban a nosotros, golpeando puertas, recorriendo, denunciando… Todo era inútil. Fueron cartas, presentaciones, viajes, hábeas corpus, un gran interrogante sin respuestas. Todo era inútil. Eso era la desaparición, parecía como si se los hubiera tragado la tierra, pero no era así. Eran las fuerzas de seguridad las que secuestraban, torturaban y asesinaban en defensa de los intereses de los poderosos.
Por eso ustedes pasaron a ser, también ustedes, detenidas desaparecidas, como los hijos que buscaban. Las madres buscaban a sus hijos y los hijos buscaban a las madres en el país de lo indecible. Buscamos como había que buscar y también de otras maneras, tratando de contrarrestar desde nuestra condición de hijas la falta de ese afecto enorme que nos había sido arrancado de nuestras vidas. ¿Cómo? ¿Dónde? En cada referencia de la vida de todos los días en donde tu recuerdo se convertía todo el tiempo en la presencia de una ausencia. En la mirada de otras madres, en sus abrazos, en las letras de algunas canciones. “Por eso aún estoy en el lugar de siempre, en la misma ciudad y con la misma gente. No me he querido ir para ver si algún día que tu quieras volver me encuentres todavía” reza un verso como si hubiera sido escrito para las madres que buscan hijos y viceversa. “Mi unicornio azul ayer se me perdió” dice Silvio. “Que nos digan adónde han escondido las flores que aromaron las calles persiguiendo un destino”, dice Víctor, “que nos den la esperanza de saber que es posible que el jardín se ilumine con las risas y el canto de los que amamos tanto”. Nunca nos dijeron adónde y nosotros seguimos buscando. Te buscamos en una plaza con tu nombre y un árbol plantado en la avenida San Juan. Te buscamos en el río, cuando en un acto simbólico, la pucha, tan bien intencionado, tiramos las cenizas de papá para juntarte simbólicamente con él y vos ya no estabas. Desencuentro trágico que da cuenta una vez más de la desaparición, un equívoco permanente, un NO LUGAR. El problema no es si la cita es en una plaza, en un árbol, en el río. El problema es cuando uno de los dos no puede asistir a esa cita.
El problema no es si la tumba o el epitafio. El problema es la tumba sin epitafio o el epitafio sin tumba. Y así estuviste vos recluida en los confines de lo siniestro, de lo innombrable durante 28 años mientras nosotros te buscábamos a ciegas y así tuvimos que aprender duramente, muy duramente a encontrarte en abrazos ajenos, fantaseando llenar las páginas de algún libro de los abrazos para encontrar así tal vez felizmente los abrazos perdidos. “Me quedé con las ganas de un abrazo, mamá”, te escribí una vez cuando recordaba aquel 30 de septiembre fugaz cargado de muerte y de dolor. No sé, tal vez ni siquiera tuvimos el tiempo para eso llenos de urgencias como estábamos. Cuando te lo dije nos separaba un océano, el mismo que habría de separarnos tanto tiempo después. Y así tuvimos que aprender duramente, muy duramente a encontrarte en las miradas de nuestros hijos, en sus sonrisas, en su orgullo de ser nietos de esta abuela. En las canciones que remedándote le cantaba a mis hijos como vos nos la cantabas a nosotros: “Chatita, chatita, chatita mia, pedazo de cielo que tengo yo. Te miro y te miro y al fin bendigo la dicha infinita de ser tu mamá”. Es inútil mirar para arriba si no es para el cielo, decías cuando la realidad te contrariaba y no podías encontrar la salida. Y nosotros te buscamos, como se dice en estos casos, por cielo y tierra y también en el mar. Y resultó que estabas en el mar y resultó también que no estabas en el mar. Y cada uno construye en ese intento de remiendo permanente la respuesta a una pregunta que jamás nos contestaron: que nos digan adónde, adónde. Y esa pregunta cuya respuesta era del orden de la fatalidad fue el puntapié para la única forma de respuesta posible: una respuesta construída por los Organismos de derechos humanos, desde las luchas sociales, las organizaciones que supieron que esa respuesta debía construirse como una alternativa ética de dignidad inquebrantable, frente a lo siniestro y lo ignominioso. Y por eso hoy estás aquí en el recuerdo de tus compañeras.
Con Mary -quiero recordar hoy a su hija Alicia en el aniversario y a Luis que falleció hace pocos meses, como a Azucena, con Alice, Leonie, Ángela, Remo,Patricia, Julio, Horacio, Raquel… con los que se llevaron con ustedes y con quienes las siguieron, con los pañuelos blancos. Los generosos pañuelos de quienes como vos, como ustedes madres tienen el corazón generoso que sólo los grandes saben tener. Y termino con un texto de homenaje a las Madres que son con su pañuelo nuestra bandera: Empezaron a pura pregunta, a puro interrogante, a pura falta, ahogando el grito que les salía de las entrañas: ¿Dónde están, dónde están? “Señor ¿Sabe dónde está mi hijo?” repetían una y otra vez una pregunta que no tenía respuesta, sólo silencio. Del otro lado esos señores de los juzgados, ministerios, cuarteles, cárceles y comisarías se convertían en los portadores de un saber inexpugnable. Señor ¿sabe dónde está mi hijo? Está desaparecido. Ellas tuvieron que construir las respuestas. Los desaparecidos no estaban en ningún lado. Era como si se los hubiera tragado la tierra. “No existen, no tienen entidad” decían sus desaparecedores. Y ellas buscaban por todos lados, daban vueltas por todos lados, vueltas en círculo sobre sí mismas, alrededor de una pirámide, dibujando en esta plaza una ronda que no habría de borrarse nunca. De tanto andar un pañuelo blanco fue creciendo y multiplicándose en sus cabezas y en su dignidad y en su indestructible voluntad de seguir hasta que aparezcan todos. Nuestros hijos no son subversivos, señor, decían primero. Luego entendieron que había que subvertir ese orden que les había vulnerado el ser, que les había robado la vida, que les había lastimado la alegría. Que hería de muerte su condición de Madres. Y ellas, locas, también se volvieron subversivas y empezaron a ser todos, todos sus hijos aquellos que se comprometieron con un proyecto emancipatorio y libertario. Y aprendieron a esperar y aprendieron a dejar de esperar. Aprendieron a tragarse el dolor y a dejar de tragarse el dolor.
De cada agonía individual hicieron un sólo grito colectivo. Dejaron de ser una para ser todas. Las Madres de Plaza de Mayo. Y se convirtieron en infinitas, como el duelo imposible, como la desaparición, pero nunca se acostumbraron, nunca se resignaron. No hubo Punto Final para ellas, ni Obediencia Debida ni Indultos. En algunos casos guardaron el lugar del hijo en la mesa, la habitación, la casa. En otros no, pero siempre los conservaron en su alma eternamente. Hicieron que dejaran de ser un secreto a voces y como en un principio les dieron la vida, les dieron entidad, y buscaron a los hijos de sus hijos y les restituyeron su historia, les devolvieron su identidad. Cuando uno interpela sus miradas se funden en ellas las ausencias. No hay palabras, son historias, vidas, nombres. Son sus hijos. Son lo que en ellas sobreviven sus hijos y lo que de sus hijos sobrevive en ellas. Los 30 mil. Gracias.
Adhesiones: Perla y Adolfo Maugo, Adriana y Alejandro Iserte, Mary y Luis Rey, Cristina de Luca, Ada Eroles, Adela Autokoletz y Alba Lancillotto del Movimiento EN MEMORIA DEL PUEBLO:. -CTA – ATE – RESUMEN LATINOAMERICANO- LIGA ARGENTINA POR LOS DD.HH. – ASAMBLEA DE MEXICANXS EN ARGENTINA – Adalberto Juan Pulvirente – Fábrica recuperada IMPA – Centro de profesionales por los DD.HH.A – Agrupación Memoria Verdad y Justicia de Francia – Familiares de Desaparecidos de la Colectividad Japonesa – Alejandro Bodart y Vilma Ripoll del MST – Secretaría de DD.HH. de la Asociación Gremial de Trabajadores del SUBTE y PREMETRO – Equipo de educación popular PAÑUELOS EN REBELDÍA – La Colectiva Feminista Las Azucenas – Uruguayos en Argentina por los DD.HH. – HIJOS zona Oeste – Banco de Datos Genéticos COLECTIVO MEMORIA MILITANTE – COLECTIVO ETXERAT de Familiares y amigos de presos políticos vascos – Gorka Elejebarrieta y Asier Altuna, de Sortu de EUSKAL HERRIA – LA PODEROSA – Asociación Nacional de Ex Presos Políticos – Capítulo Argentino de Euskal Herriaren Lagunak (Amig@s del Pueblo Vasco) -Asociación de Ex Presos Políticos y Familiares de Río Cuarto y sur de Córdoba – Cátedra libre de Salud y DD.HH. Medicina UBA – Gremial de Abogadas y Abogados de Argentina
Argentina: Día de los trabajadores: no de los traidores / Gestar legados, trazar genealogías también es resistir
Por Mariano Pacheco* /Resumen Latinoamericano
Alguna vez, el periodista, escritor y combatiente montonero Rodolfo Walsh escribió que en Argentina, las clases dominantes procuraban siempre que los trabajadores “no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires”. Así, según el autor de “Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar”, cada lucha debía empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. Por lo tanto, la experiencia colectiva se perdía, las lecciones se olvidaban y la historia se aparecía a los de abajo como propiedad privada, cuyos dueños eran “los dueños de todas las otras cosas”.
La Nueva-Nueva Izquierda Latinoamericana, parida al calor de las luchas populares que enfrentaron la ofensiva conservadora del neoliberalismo y su discurso del fin de la historia, del trabajo y de los grandes relatos, estuvieron signadas, en la mayoría de los casos, por un alto componente de inmediatismo. De carácter social, local y reivindicativo, la mayoría de los procesos de lucha debieron enfrentar un enemigo poderoso, y una tradición revolucionaria que no solo había sido derrotada sino que, en la mayoría de los casos, también había fracasado.
Signada por la desorientación estratégica y la ausencia de certezas, la nuestra es una época en la que necesitamos imperiosamente ser creativos. Ese ejercicio imaginativo, sin embargo, no debería privarnos de la posibilidad de revisitar críticamente experiencias y concepciones del pasado, como para tomar de ellas lo que nos sirva, mezclarlas con nuestras actuales construcciones y apuestas y crear algo nuevo.
Así, revisitar las concepciones libertarias, y las prácticas anarquistas que ligaron de modo magistral una concepción que unía política y la cultura de nuevo tipo con dinámicas laborales y sociales de la vida cotidiana; “cepilla a contrapelo” la dinámica de la clase obrera peronista, durante el primer y segundo gobierno de Perón, poniendo el foco no tanto en las grandes estructuras sindicales y las políticas de estado sino, por ejemplo, en los cuerpos de delegados; o rescatar programas como los de La Falda y Huerta Grande, o la emblemática proclama del 1° de Mayo de 1968, con la que se presenta públicamente la CGT de los Argentinos, podrían funcionar como enlaces entre las generaciones del pasado, y las actuales. Por supuesto, la experiencia clasista del Sitrac-Sitram, así como los procesos de la izquierda y el peronismo combativo, que tuvieron en figuras como la del cordobés Agustín Tosco sus emblemas de unidad, son tramos fundamentales de las memorias de lucha obrera y popular de nuestro país.
Que la resistencia implica también creación, y no solo mera respuesta ante el poder, lo aprendimos con claridad durante las batallas contra el “Estado de malestar”. Si el telón de fondo del modelo neoliberal fue la desocupación, las reservas de dignidad popular pudieron verse expresadas en las iniciativas que ancianos y jóvenes, hombres y fueron expresando luego de ver como se derrumbaba sobre sus hombros el Estado de Bienestar. Cuando ese Estado se retiró en sus facetas sociales, y dejó al frente a sus aspectos represivos, fueron los desposeídos y oprimidos los que “aguantaron la parada”.
No fue el movimiento obrero, con su rica historia de lucha y organización sindical el que dio respuestas y ensayó modos de enfrentar la adversidad, sino las nuevas instancias de participación y organización que los condenados de la tierra supieron gestar, a veces con poca o casi nada instrucción, y prácticamente nula vivencia directa previa, aunque sí con amplia imaginación y profunda memoria histórica. Y si bien sectores específicos del ámbito gremial enfrentaron en lugares puntuales la maquinaria burocrática de la dirigencia sindical devenida empresaria, lo cierto es que fueron las organizaciones de trabajadores desocupados, junto con otros movimientos sociales, los que resistieron y dieron nacimiento a novedosas prácticas de organización popular.
También experiencias como las del movimiento de fábricas recuperadas por sus trabajadores, cuyo emblema es la ex ceramista neuquina Zanón, actualmente llamada Fabrica Sin Patrón (FASINPAT), forman parte de este linaje que se presenta como insoslayable a la hora de afianzar la construcción actual de un “nosotros” capaz de enfrentar las políticas de la ofensiva conservadora macrista.
Por eso la construcción de nuevas herramientas, como lo es la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), se presenta hoy como una tarea estratégica del movimiento popular, junto con la necesidad de tender puentes, gestar sólidas alianzas con quienes construyen sus trincheras dentro del movimiento sindical.
Si hay algo que parece quedar claro, es que será de esas apuestas que podrá surgir una alternativa que subvierta las actuales relaciones económicas, sociales, políticas y culturales. Y no de las viejas estructuras capitaneadas por burócratas que tienen más que ver con los enemigos irreconciliables de los trabajadores que con las bases que dicen representar. Por eso, en un día como el de hoy, cabe recordarlo: el 1° de Mayo es el Día Internacional de los Trabajadores… No de los traidores.
*Ensayista y periodista. Ha publicado los libros De Cutral Có a Puente Pueyrredón; Kamchatka: Nietzsche, Freud, Arlt y Montoneros silvestres (1976-1983). Es co-autor (junto a Ariel Hendler y Juan Rey) de Darío Santillán, el militante que puso el cuerpo.